25 de octubre 2025 - 00:00

Un rincón de Palermo que invita a disfrutar de buen café de especialidad y platos artesanales

Entre calles arboladas y ritmo porteño, este spot conquista por su calidez, su cocina fresca y el café de especialidad. En Corto Maltés, cada taza y cada plato cuentan una historia de pasión, comunidad y sabor artesanal.

Dirección: Mario Bravo 1195, Palermo.
Dirección: Mario Bravo 1195, Palermo.

En una ciudad que rara vez desacelera, encontrar un espacio donde el tiempo se detenga es casi un lujo. En el corazón de Palermo, Corto Maltés parece haberlo logrado. Desde hace ocho años, esta cafetería de especialidad se convirtió en un punto de encuentro para vecinos, creativos y amantes del buen café, gracias a una fórmula sencilla pero infalible: calidez, sabor y autenticidad.

La historia detrás del proyecto es tan inspiradora como su propuesta. Consuelo Landívar, publicista de formación, encontró en la cocina y en el café una nueva forma de expresión. Tras una etapa en Brasil vinculada al arte, decidió abrir en Buenos Aires un sitio donde las personas pudieran disfrutar de algo rico, sentirse cómodas y hacer una pausa. Así nació un proyecto con alma barrial y una impronta muy personal.

El local, ubicado en pleno Palermo, combina nostalgia porteña y frescura contemporánea. En la vereda, las mesas bajo toldos blancos invitan a detenerse sin prisa, mientras que el interior mezcla la calidez del bar clásico con la estética del café moderno: madera, libros, sillones y plantas crean un refugio para leer, trabajar o simplemente compartir una charla.

Cocina casera, fresca y creativa

La carta acompaña todos los momentos del día. Desde temprano, los aromas de los panificados de fermentación lenta (entre 24 y 48 horas) y las medialunas artesanales marcan el inicio de la jornada. También destacan opciones originales como el roll relleno de palta, queso Finlandia, tomates secos y queso azul, una combinación imperdible. A la hora del almuerzo, la propuesta se renueva cada semana con platos que reflejan la creatividad de Consuelo y su equipo. Hay milanesas de tofu y garbanzos a la napolitana, tapioca amarilla con cúrcuma y camarones o poke frescos, todos servidos en una vajilla que realza las preparaciones. También ofrecen un menú del día con limonada por $15.500 o con café por $18.500, una alternativa práctica y sabrosa para quienes trabajan en la zona o buscan una pausa al mediodía.

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Corto Maltés.

Corto Maltés.

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Corto Maltés.

Corto Maltés.

La pastelería merece mención aparte: tortas frescas, generosas y caseras, pensadas para compartir o disfrutar en solitario, completan la experiencia.

El alma de Corto Maltés está en su café de especialidad, elaborado con granos seleccionados de Puerto Blest. La carta exhibe desde clásicos como el espresso, el doppio o el americano, hasta versiones más elaboradas como el vainilla latte, el affogato con helado y espresso o el cold brew, ideal para los días cálidos. Hay alternativas de leche tradicional, de maní o de almendras, lo que amplía las opciones sin resignar sabor ni textura.

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Café en Corto Maltés.

Café en Corto Maltés.

Una cafetería con historia y calidez humana

Quizás la mayor diferencia de Corto Maltés frente a otras cafeterías de especialidad de Palermo sea su factor humano. Consuelo está presente todos los días: detrás de la máquina de café, en la cocina o conversando con los clientes. Su energía y cercanía se sienten en el ambiente, y eso es, en definitiva, lo que convierte a Corto Maltés en algo más que un café.

Con su espíritu barrial, su cocina honesta y su excelente café, Corto Maltés se consolida como una parada obligada en Palermo. Un lugar donde los sabores, los aromas y las conversaciones se entrelazan en un clima que invita a quedarse un rato más.

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