Varios países en el mundo hacen grandes whiskies. Estados Unidos, Irlanda, Japón son algunas de las grandes potencias. Pero no hay dudas de que Escocía es la cuna el whisky. Allí, en Edimburgo, Mark Kent está estrenando su cargo como director de la Asociación del Whisky Escocés.
Mark Kent: "Hoy hay gente que viene a Escocia especialmente por el whisky"
El director general de la Asociación del Whisky Escocés compartió con Ámbito su visión sobre la industria. "No queremos que la gente tome más, queremos que más gente tome, que no es lo mismo", sentenció el exembajador británico en la Argentina.
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“Absolutamente emocionado y ansioso por trabajar con un producto y una industria fantásticos. Una mezcla inmejorable de tradición e innovación, sostenibilidad y responsabilidad social. Una de las mayores exportaciones del Reino Unido”, escribió el exembajador británico en la Argentina en su cuenta de Twitter tras conocerse el anuncio.
Kent es el cuarto exdiplomático en dirigir la SWA. “Existe un contacto estrecho con muchos países, por eso que la experiencia de los diplomáticos viene a ser muy útil en términos de negociación, en términos de exportaciones, de aranceles”, cuenta. Su agenda en el corto plazo consiste en conocer más sobre la industria, “viajando mucho por Escocia, haciendo contactos con el gobierno británico, gobiernos extranjeros, las asociaciones de comercio”.
Periodista: ¿Qué es el whisky para los escoceses?
Mark Kent: Es como la Premier League para los ingleses. Es nuestro producto insignia. Un sello mundial.
P.: En el mediano y largo plazo, ¿a dónde apunta el crecimiento de la industria del whisky escocés?
M.K.: Es muy interesante analizar fundamentalmente el largo plazo, porque cuando recién se produce el whisky, se lo pone a madurar en las barricas de madera, mínimo 3 años. Y puede llegar hasta 21 años o más, entonces, el productor de ese whisky puede ser que no venda hasta dentro de 20 años. Y existen muchas variables como la coyuntura de cada país, el precio de la energía, la logística, etc... y sin embargo hay que proyectar a 20 años, pensando cómo se van a manejar estos stocks. Es un juego de ajedrez. Pero nuestro sector tiene mucha experiencia en esto. Otro aspecto para destacar es la humanidad en la industria en donde todos son competidores pero también viven en las mismas comunidades, entonces, si uno tiene un problema los demás vienen a ayudar porque saben que mañana les puede tocar a ellos. Es una industria colaborativa.
P.: En este contexto que plantea: ¿cómo conviven las grandes destilerías con las pequeñas?
M.K.: Es verdad que hay una gran variedad de establecimientos, ya que tenemos en la asociación 85 socios. Y hay una gran variedad en términos de locación geográfica, también de tamaño. Tenemos un poco de todo. Pero como le expliqué, todo el mundo tiene ese gen de colaboración. Por ejemplo, si uno exporta a nuevos países, la experiencia se comparte. Muchas veces los grandes ayudan a los más pequeños, y viceversa. Insisto, es clave el factor de colaboración y comunidad.
P.: ¿Es mito o verdad que la mayoría de las empresas vienen de varias generaciones familiares?
M.K.: Es una realidad. Al ser tan largos los ciclos, se va pasando de generación en generación. Un buen ejemplo es Glenkinchie. Su historia corre en paralelo a la de Johnnie Walker. Ellos eran una familia de Kilmarnock, en Escocia, en donde él tenía una tienda comercial, y se dedicó a buscar los whiskies en todo el país, para hacer un blend, para producir su whisky, de alta calidad, alta graduación. A fines del siglo XIX, la empresa Johnnie Walker compró la destiladora Glenkinchie. Hoy tienen productos integrados, como el Single Malt que es Glenkinchie. Otro es el Johnny Walker Black Label, un whisky Single Malt de todas las partes de Escocia.
P.: El vino es un imán turístico en la Argentina. Hay rutas para recorrer en casi todo el país y los extranjeros no vuelven a sus lugares de origen sin antes probar al menos un malbec. ¿Sucede lo mismo en Escocia con el whisky?
M.K.: Sí. Hay un interesante desarrollo turístico en muchas destilerías. Y hay más segmentación. Antes era diferente: era más masivo, con visitas grupales. Si un turista estaba de visita en Glasgow, tomaba un colectivo con 50 personas para llegar a las destilerías, observar el proceso, etc… Ahora están haciendo el esfuerzo de hacer eso con grupos más pequeños, están apostando a la segmentación. Hay gente que está poco tiempo en Escocia y quiere visitar una destilería porque es algo famoso de Escocia. Hoy hay gente que viene a Escocia especialmente por el whisky, eso antes no ocurría. Y es muy bueno porque el producto se vive y se siente a través de su historia, es algo mágico, romántico. Es importante entender como fue creciendo la industria.
P.: ¿Es sustentable la industria del whisky?
M.K.: Hay varios factores. Uno es la parte biológica que es muy importante, porque el whisky utiliza mucha agua, y necesita energía para la fermentación y destilación. Las empresas ya se comprometieron a llegar a un punto de neutralidad de emisiones de carbono para el año 2040, pero eso va a involucrar mucho trabajo, y estamos en la fase de implementación. Pero el proceso no sólo incluye a las destilerías, que es un poco más fácil porque las empresas tienen controles dentro de la fabricación. También hay que pensar en la cultivación de la cebada, hasta el transporte, las botellas. Por otra parte, es necesario involucrar a otros países, para ver cómo se puede ser más amigable con el medio ambiente. Ya el 40% de la energía que se utiliza en la producción de whisky es de fuente renovable, hay que seguir por este camino. Otro tema muy importante es cómo vamos a reducir el efecto de emisión de gas carbono por ejemplo en las botellas, el empacamiento, el packaging. Estamos utilizando menos materiales, y es un desafío porque en algunos mercados el whisky es un producto premium y la gente tiene el hábito de mirar si la estética es bonita. Y por último, vale aclarar que el whisky es un producto bastante sencillo: agua, cebada y levadura… esos son los tres componentes, entonces, ya es un producto bastante natural. Pero se puede producir con la cebada orgánica también. En síntesis, creo que la sustentabilidad es probablemente la prioridad más importante para la industria en este momento.
P.: ¿Qué otras prioridades tiene la industria hoy?
M.K.: Hay que proteger la reputación en el futuro. La reputación se construye en el tiempo y no queremos que se dañe, siempre estamos muy atentos a esto. La responsabilidad también es algo clave, por eso estamos siempre trabajando para las campañas de consumición moderada. No queremos que la gente tome más, queremos que más gente tome, que no es lo mismo. Y que la gente tome mejor también, entonces, se va así escalando, tomando whisky de mejor calidad. Y la responsabilidad de ser fuente de empleo directo e indirecto.
P.: ¿En este sentido, el turismo juego un rol fundamental?
M.K.: Exacto.
P.: ¿Qué cantidad de empleo genera la industria?
M.K.: En términos generales, 42.000 personas en el Reino Unido dependen de una industria que exporta el 95% de lo que produce. De esos, 11.000 pertenecen a Escocia, (el whisky solo se puede producir en Escocia), y de ese número, 7.000 pertenecen a las comunidades rurales, siendo en la mayoría de los casos su fuente principal de empleo. Hay estadísticas que señalan que por cada segundo se exporta 44 botellas de whisky, se está produciendo muchísimo. Retomando los objetivos, yo mencioné el medio ambiente, la responsabilidad en el consumo, la sostenibilidad en la producción, la reputación del producto, y otro sería explorar nuevos mercados. Queremos exportar el whisky escocés a más lugares.
P.: ¿Cuál es el principal mercado del whisky escocés?
M.K.: En términos de valor es Estados Unidos, y le sigue Europa. En China están creciendo mucho las exportaciones, y vemos que en el resto de los mercados asiáticos hay mucho potencial de crecimiento. Por ejemplo, en China vemos mucho interés. El año pasado subieron las exportaciones 40% al gigante asiático. Otro país que es muy importante y Reino Unido está por negociar un acuerdo de libre comercio, es India. Se trata del mercado más importante de consumición de whisky. Pero paradójicamente en este mercado solamente 2% del whisky consumido es escocés, porque hay mucha fabricación local.
P.: ¿Qué similitudes encuentra entre el vino y el whisky?
M.K.: Varias. Es una bebida muy social. La gente quiere no solamente beber, sino compartir experiencias. Es la ceremonia, es toda la historia de cómo se toma el whisky.
P.: ¿Hay una manera de tomar whisky?
M.K.: No. Es como el vino, uno toma el whisky de la manera que quiere. No queremos alejar los consumidores del producto, queremos la mayor cantidad de gente que descubra el mundo del whisky, y a veces, si uno lo hace demasiado formal, diciendo que hay que hacerlo de tal manera, aleja al consumidor. Lo mismo sucedía con el vino y terminaban alejando al público. Hoy el mejor vino es el que más te gusta, el que mejor te hace sentir.
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