Abre su cumbre el G-8 con fuerte tensión Bush-Putin
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El Grupo de los Ocho es el club de los países más poderosos
del mundo, ampliado en la cumbre que comienza hoy a
potencias emergentes como China, India, Brasil, México y
Sudáfrica.
En cuanto a los planes de escudo antimisiles, el vocero abundó en el discurso de los últimos días. Empezó denunciando el hecho de que se tomen «decisiones unilaterales» y negó que Rusia haya recibido «explicación alguna sobre este escudo o sus blancos». Estas cuestiones «dolorosas» saldrán a relucir durante el G-8, añadió. «Rusia va a hablar abiertamente de estas preocupaciones y espera una explicación» al respecto, dijo.
El proyecto de Estados Unidos de instalar un radar y misiles interceptores en República Checa y Polonia, que fueron países de la órbita soviética, cuenta con el firme rechazo de Moscú. Se prevé que el mayor choque entre ambos mandatarios se producirá mañana, en la reunión bilateral.
Bush llegó ayer por la tarde al aeropuerto de Rostock-Laage, desde donde tenía previsto desplazarse en helicóptero a Heiligendamm, un balneario del mar Báltico que se transformó en un campo atrincherado, protegido por una barrera metálica de 12 km y unos 16.000 policías.
A primera hora de hoy, Bush hablará a solas con la anfitriona de la cumbre, la canciller alemana, Angela Merkel, quien por la noche agasajará a sus invitados con una cena informal en un castillo situado a unos 15 km de Heiligendamm. Por otro lado, será la última cumbre del primer ministro británico, Tony Blair, y la primera gran cita internacional del nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy.
La confrontación entre Bush y Putin podría opacar los debates previstos sobre el calentamiento global, que hasta ahora eran prioritarios para Alemania. El mandatario norteamericano busca abrir un nuevo ciclo de negociaciones con las grandes economías mundiales sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero fuera del marco de la ONU.
Alemania, molesta ya por la negativa de Washington de fijar objetivos para la reducción de CO2, no opina lo mismo. Todo lo que se haga sobre esta cuestión debe terminar en Naciones Unidas, adelantó ayer una fuente próxima al gobierno. Al país anfitrión no le faltan apoyos: Canadá, respaldado por Japón, recalcó el lunes la necesidad de reducir al menos la mitad de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero antes de 2050. Y Sarkozy llamó a adoptar «objetivos en cifras».
A Merkel también le gustaría implicar en los esfuerzos climáticos a los países emergentes (China, India, Brasil, México y Sudáfrica, cuyos jefes de Gobierno asistirán al encuentro). Pekín dio un paso el lunes al anunciar su intención de reducir sus emisiones de CO2 en aproximadamente 50 millones de toneladas de aquí a 2010.
A esta tensión cabe añadir el temor latente de que estallen actos violentos al margen de la cumbre, tras los enfrentamientos del sábado entre grupos extremistas y policías, que se saldaron con mil heridos. Los militantes antiglobalización prevén bloquear hoy las rutas de acceso a Heiligendamm.
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