Asesinaron a tres diputados de El Salvador en Guatemala
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Eduardo D'Aubuisson Mungia, de 39 años, era hijo del difunto ex mayor del ejército salvadoreño Roberto D'Aubuisson, fundador de Arena, quien fue acusado del asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980, de un disparo cuando oficiaba misa.
En los últimos días, el fallecido militar -que murió de cáncer en 1992- volvió a las primeras páginas de los diarios envuelto en la polémica tras la propuesta de diputados salvadoreños de que el Congreso lo declare «hijo meritísimo» de El Salvador.
Tanto la Iglesia Católica como organizaciones de derechos humanos pusieron el grito en el cielo por este proyecto, consiguiendo paralizarlo momentáneamente, ya que una comisión deberá estudiar su pertinencia.
La Comisión de la Verdad, creada por la ONU para aclarar las atrocidades de la guerra civil (1980-1992), identificó a Roberto D'Aubuisson como uno de los líderes de los escuadrones de la muerte en la década de 1980, además de acusarlo de ser el asesino intelectual de monseñor Romero.
Según Vielmann, hasta el momento no hay una hipótesis sobre los asesinatos, aunque las autoridades creen que la camioneta fue abordada en la vía que conduce de San Salvador a Guatemala y obligada a desviarse a un camino secundario, donde sus ocupantes fueron asesinados y el vehículo incendiado.Todas las líneas de investigación están abiertas, incluida una acción del narcotráfico en represalia por la detención de algunos de sus capos. Los legisladores salvadoreños asesinados se dirigían a Guatemala para participar de las sesiones del Parlacen, el Parlamento centroamericano formado por representantes de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua a fines de los 80 con el fin de colaborar en la pacificación de esa convulsionada región.
La noticia de la muerte violenta de los tres diputados despertó ayer a los salvadoreños, que desde el fin de la guerra civil no conocían de asesinatos de sus dirigentes políticos.
«Lamentamos la muerte de estos diputados del Parlamento, como lamentamos la muerte de cualquier salvadoreño», declaró el presidente Saca antes de advertir: «Vamos a llegar hasta las últimas circunstancias en la investigación». En la misma línea se manifestó el presidente guatemalteco, Oscar Berger, quien añadió que «no se debilitarán los lazos» entre ambos países.
La ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) también condenó el asesinato y pidió a las autoridades salvadoreñas que realicen una pronta y exhaustiva investigación. «Condenamos el atroz asesinato realizado con lujo de barbarie y salvajismo y que constituye una agresión a toda la sociedad salvadoreña y centroamericana, porque ellos eran representantes de nuestro país», declaró el portavoz de la agrupación, Sigfrido Reyes.
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