14 de diciembre 2021 - 09:00

Reino Unido: Johnson enfrenta una rebelión conservadora que debilita más su posición

El primer ministro británico, acorralado por numerosos escándalos, deberá sortear una difícil votación en el Parlamento sobre su plan para combatir la variante Ómicron.

El primer ministro británico, Boris Johnson.

El primer ministro británico, Boris Johnson.

Gentileza: Daily Advent

El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, se expone este martes a la ira de sus propios parlamentarios conservadores en una votación de alto riesgo en el Parlamento sobre sus nuevas medidas para combatir la variante Ómicron del coronavirus.

Johnson anunció la semana pasada nuevas restricciones para limitar la propagación del virus cuando el Reino Unido, uno de los países más castigados de Europa por la pandemia con casi 146.500 muertos, se enfrenta a una "fuerte oleada" de casos por Ómicron.

Según su gobierno, para garantizar que los hospitales no se vean desbordados en las próximas semanas son necesarios el uso de mascarillas en interiores, los test diarios para los casos de contacto, el teletrabajo y los pases sanitarios obligatorios en los grandes eventos.

"El gobierno debe hacer lo que razonablemente cree que es correcto para el interés del país. Creo que son medidas proporcionadas, junto con un aumento significativo de los esfuerzos" para ofrecer una tercera vacuna de refuerzo a todos los adultos antes de fin de año, subrayó el viceprimer ministro, Dominic Raab, al canal Sky News, descartando más restricciones por el momento.

Pero estas normas no convencen a muchos diputados conservadores y algunos se rebelan denunciando su carácter liberticida.

"Creo que todas estas medidas son erróneas, son desproporcionadas y no hay pruebas suficientes de que sean necesarias", dijo el fin de semana a la BBC el exministro del Brexit Steve Baker.

Unos 60 conservadores amenazan con una rebelión el martes.

Con su amplia mayoría en el Parlamento -80 escaños- y la ayuda de la oposición, el gobierno debería conseguir aprobar el texto, pero esta revuelta no podría llegar en peor momento para Johnson.

Dos años después de su histórica victoria electoral con la promesa del Brexit, el primer ministro está viendo cómo su popularidad cae en picado y se enfrenta a numerosas peticiones de dimisión desde la semana pasada, a raíz de una serie de escándalos.

El domingo, el diario Sunday Mirror publicó una foto de Johnson participando en un concurso en línea en Downing Street, rodeado de personal, en diciembre de 2020, cuando se exigía a los británicos que limitaran extremadamente sus interacciones sociales.

Los británicos también lo culpan de una fiesta que supuestamente se celebró en Downing Street el 18 de diciembre de 2020, cuando ellos mismos se vieron privados de celebraciones navideñas a causa del coronavirus.

Un vídeo filtrado a la prensa en que ayudantes de Johnson bromean sobre la supuesta fiesta de Navidad ilegal echó más leña al fuego.

Se suman además a una serie de acusaciones de corrupción que podrían desembocar en una moción de censura contra Johnson por el Partido Conservador.

El primer ministro fue llamado al orden el jueves por la costosa renovación de su residencia oficial en Downing Street, con una multa a su partido con 16.250 libras (21.500 dólares) por no haber declarado el importe total de la donación privada recibida para financiar las obras.

Johnson también causó indignación al intentar cambiar las normas parlamentarias para ayudar a un diputado conservador, Owen Paterson, condenado por presionar a miembros del gobierno para defender a dos empresas para las que actuaba como consultor remunerado.

El jueves se celebran legislativas parciales en Inglaterra para cubrir el escaño de Paterson, que dimitió, y estas tendrán un carácter altamente simbólico.

Según el columnista político Robin Pettitt, el talento de Johnson -experiodista y exalcalde de Londres conocido por su estilo poco convencional- para el escapismo político podría hacerle salir airoso de uno o dos de estos escándalos.

Pero si la acumulación continúa, "el Partido Conservador siempre ha sido muy implacable a la hora de echar a los líderes que no funcionan", dijo este experto a la AFP.

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