Brasil: la oposición pidió impugnar la candidatura de Dilma Rousseff
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Dilma Rousseff y José Serra
El escándalo contribuyó a "calentar" una hasta ahora fría campaña proselitista, en la que, según los últimos sondeos, Rousseff tiene virtualmente asegurado su triunfo en la primera ronda electoral, ya que disfruta del 51 por ciento de las preferencias, frente al 27 por ciento de Serra.
El candidato opositor elevó el tono y, en un discurso pronunciado anoche en Sao Paulo, acusó el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva de ser "una máquina partidaria que amenaza y persigue a las personas", y de poner al funcionariado público "a servicio de una operación político-partidaria".
La candidata oficialista, sin embargo, rechazó tajantemente cualquier responsabilidad en el escándalo, sostuvo que es "la más interesada" en que se investigue el caso y amenazó con demandar a su rival por calumnia.
"No es posible usar la calumnia para lograr cualquier ventaja electoral. Soy la más interesada (en la investigación), porque estoy siendo sistemáticamente acusada en forma ligera... Él (Serra) tendrá que presentar pruebas", expresó Rousseff.
Según los analistas políticos brasileños, pese a la gravedad de la denuncia es improbable que el escándalo haga cambiar el panorama claramente favorable a la candidata oficialista, incluso porque no existen pruebas de que el delito haya sido practicado por personas vinculadas a Rousseff, ni tampoco que la violación del secreto fiscal haya tenido el objetivo de perjudicar a Serra.
"Para lograr algún efecto electoral, este caso de violación del secreto fiscal tendrá que presentar hechos nuevos. Por ejemplo, la participación clara de miembros del PT o de gente de la campaña de Dilma Rousseff en la operación de compra de los datos secretos", dijo el columnista político Fernando Rodrigues, del diario "Folha de Sao Paulo".
El peor daño es el que sufre el fisco federal, que todos los años recibe las informaciones sobre gastos, bienes e ingresos de millones de brasileños y no ha logrado armar un sistema de seguridad para evitar que estos datos sean violados.
En las últimas semanas, la prensa brasileña reveló que no sólo políticos son blanco de las violaciones de su secreto fiscal, ya que CDs con datos entregados al fisco por miles de brasileños son vendidos libremente en las calles de Sao Paulo, por alrededor de 200 reales (unos 115 dólares).




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