Bush admitió errores en estrategia para Irak y anunció envío de más tropas
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Según explicó el presidente, Estados Unidos buscará incrementar el poder de las fuerzas de seguridad iraquíes para que, finalmente, se hagan cargo del control del país.
"Si incrementamos nuestro apoyo en este momento crucial -dijo Bush en fragmentos del discurso de esta noche que fueron adelantados a a prensa-, y ayudamos a los iraquíes a romper el actual ciclo de violencia, nosotros podremos apresurar el día en que nuestras tropas volverán a casa".
El presidente dijo que "los esfuerzos pasados" para controlar la violencia en Bagdad y sus alrededores "fracasaron por dos razones principales: no había suficientes tropas iraquíes y estadounidenses para asegurar barrios que habían sido limpiados de terroristas e insurgentes y había muchas restricciones" para el accionar de los soldados.
Los líderes del Pentágono, dijo Bush, afirman que el nuevo plan, montado alrededor del incremento de tropas, "puede funcionar".
Además, agregó, "el primer ministro (Nuri al) Maliki garantizó que la interferencia política o sectaria" en las acciones militares "no será tolerada".
"Le aclaré al premier y a otros líderes de Irak que el compromiso de Estados Unidos no es infinito" y que "si este gobierno no cumple sus promesas, perderá el apoyo del pueblo estadounidense, y también el del pueblo iraquí".
"Ahora es tiempo de actuar", y el premier Maliki "entiende eso", dijo Bush, según el cual "sólo los iraquíes pueden poner fin a la violencia sectaria y brindar seguridad a su pueblo".
Bush afirmó que, en ese sentido, el gobierno iraquí puso a punto "un plan agresivo".
La nueva estrategia presentada esta noche, añadió el mandatario, "cambiará el curso de Estados Unidos en Irak y nos ayudará a alcanzar el éxito en la lucha contra el terrorismo".
Antes de conocerse las palabras de Bush, un funcionario de la Casa Blanca, que brindó una rueda de prensa bajo la condición de mantener el anonimato, había dicho que "el problema, en este momento, es el desafío de la violencia sectaria", en particular en la región alrededor de Bagdad.
El funcionario precisó que, según las estadísticas de las fuerzas de ocupación, el 80 por ciento de los casos de violencia sectaria o política en Irak se registran en un radio de treinta millas alrededor de la capital.
Entre los detalles que brindó el funcionario se destaca la decisión de integrar un batallón de entre 400 y 600 soldados del ejército con las fuerzas de seguridad iraquíes que patrullan Bagdad.
Los soldados norteamericanos seguirán bajo comando estadounidense, precisó, "pero trabajarán junto y en apoyo de las fuerzas iraquíes", indicó.
Alrededor de la capital iraquí se desplegarán unos 17.500 efectivos de combate, se adelantó, mientras que 4.000 Marines se desplazarán hasta la provincia de Anbar.
La primera brigada de los nuevos soldados llegará a Irak el próximo lunes, la segunda lo hará el 15 de febrero y el resto en traslados cada treinta días.
Por su parte, el gobierno iraquí se comprometió a destacar tres brigadas para sumarse al
control de Bagdad.
Los atentados, asesinatos, secuestros y autos-bomba que continuamente sacuden Irak se convirtieron en tema excluyente de la agenda política norteamericana, y terminó por crear un amplio descontento entre el público norteamericano sobre la marcha de la guerra.
Diversas encuestas muestran la popularidad del presidente Bush por el piso, en alrededor del 37 por ciento, y mucho más bajo todavía el índice de aprobación para su gestión de la situación en Irak.
El malhumor de los estadounidenses se expresó en las elecciones de noviembre último, cuando el partido republicano de Bush perdió la mayoría en las dos cámaras del Congreso a manos de la oposición demócrata.
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