Bush frustró pacto sobre clima en G-8 y desairó a Merkel
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George W. Bush y Angela Merkel ayer, primer día de la cumbre del Grupo de los Ocho
principales países industriales, ante la prensa. Por ahora la reunión no logra puntos de
entendimiento en los temas más polémicos.
Por lo tanto, Merkel, salvo una sorpresa de último minuto, tendrá que conformarse con un acuerdo mínimo. El objetivo de la anfitriona es respaldado por los demás miembros del G-8 y Canadá, así como por algunos de los países emergentes que asisten como invitados a la cumbre, como Brasil y México.
El fin de Merkel también es compartido por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que como ya había anunciado hace unos días, insistió ayer en que quiere «un objetivo en cifras».
Merkel parecía rendirse. «Está claro que los objetivos definidos por los europeos no pueden ser compartidos inmediatamente en su totalidad por el resto del mundo», declaró.
De otro lado, el primer ministro japonés, Shinzo-Abbe, se sumó a la posición norteamericana al afirmar que Japón y EE.UU. quieren definir conjuntamente «un marco práctico» pero «flexible».
La anfitriona inauguró la cumbre pasadas las 17 hora local. Los dirigentes y sus esposas se reunieron en el castillo de Hohen Luckow, una hacienda de estilo barroco situada en la campiña a 15 km de Heiligendamm. Merkel y su marido, Joachim Sauer, agasajaron a sus huéspedes con una cena, que armonizaron con un concierto de música clásica. Pero el ambiente estaba enrarecido en varios frentes.
El proyecto de EE.UU. de extender su escudo antimisiles a la República Checa y Polonia enfureció a Rusia, que reaccionó recientemente amenazando con apuntar sus misiles hacia Europa.
Bush trató de amainar el temporal con un mensaje claro: ni Rusia es una amenaza para Europa, ni el escudo antimisiles estadounidense lo es para los rusos, y piensa explicárselo personalmente a Vladimir Putin durante el encuentro que mantendrán hoy. «Rusia no va a atacar Europa» y «no hay necesidad de una reacción militar» porque los occidentales no están en guerra con Rusia», dijo Bush ayer.
Entretanto, en la calle, más de 10.000 militantes antiglobalización tenían en jaque a unos 16.000 policías que velan por la seguridad del pequeño balneario situado al borde del mar Báltico (ver aparte). Según un portavoz policial, ocho agentes sufrieron heridas y 15 manifestantes fueron detenidos en unos enfrentamientos en los que la policía utilizó carros hidrantes para alejar a los militantes de la barrera de seguridad.
Por otro lado, hoy, los gobernantes de las cinco economías emergentes invitadas a la cita del G-8 (Brasil, México, China, India y Sudáfrica) hablarán sobre el clima y la liberalización del comercio durante un encuentro en Berlín.
Otra de las cuestiones de gran interés en América latina, el caso de la política franco-colombiana Ingrid Betancourt, rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde 2002, llegará al G-8 de la mano de Sarkozy, quien pedirá apoyo para lograr su libertad. En la cumbre, que finalizará mañana, también se debatirá sobre el aumento de ayuda a Africa.
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