Primera Línea: la historia del economista que retrató como nadie el estallido social en Chile
Marco Sepúlveda Gallardo es licenciado en Economía por la Universidad de Estocolmo y fotógrafo amateur. En 2019 cubrió la rebelión del pueblo chileno. Ahora, lanzó "Primera Línea Chile", un libro con reveladoras imágenes de su autoría.
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Marco Sepúlveda Gallardo tenía apenas 12 años cuando abandonó su Chile natal. No había alternativa: su familia sufría la persecución de Augusto Pinochet. En Suecia, el país que los acogió, Sepúlveda Gallardo estudió fotografía y se recibió de licenciado en Economía en la Universidad de Estocolmo. Y, si bien volvió a su tierra en 1988 para participar del histórico Plebiscito Nacional que terminó con la dictadura, no fue hasta 1996 que regresó para instalarse definitivamente.
Más de dos décadas después, en 2019, el economista acudió al llamado de la historia. El pueblo chileno se lanzaba a las calles y ponía en crisis el modelo neoliberal. Ese estallido social, protagonizado principalmente por jóvenes, tuvo su contraparte en una violenta represión del gobierno de Sebastián Piñera. Cámara en mano, Sepúlveda Gallardo marchó al frente de las protestas y capturó postales crudas y reveladoras, que curó y compiló en "Primera Línea Chile" (Ocho Libros, 2021), su libro debut.
30 años
El 19 de octubre de 2019 el presidente Piñera dejó sin efecto el aumento que llevó el boleto del metro de Santiago de $800 a $830. Ya era tarde. Ese incremento había desatado una rebelión inédita, que se profundizó bajo la consigna “No son $30, son 30 años”. Ni siquiera el Estado de Emergencia y la presencia del Ejército en las calles pudieron disuadir a las masas. Por entonces, Marco Antonio Sepúlveda Gallardo estaba en Estocolmo visitando a su hijo. “Inmediatamente emprendí el viaje de vuelta a Santiago. Entré a casa, tomé mi cámara y salí a la calle. Por supuesto, no tenía esa visión que tengo hoy en día de lo que ocurrió, pero ya sentía que era algo muy fuerte”, cuenta a Ámbito.
Día a día, cientos de miles de personas se manifestaban en la Plaza Italia –ahora rebautizada como “Plaza Dignidad”- contra la situación social del país. Sepúlveda Gallardo cuenta que “los militares abusaban, hacían lo que querían. Era muy peligroso”. Ya en las marchas, comprendió que debía hacer algo al respecto y que su rol allí iba a ser importante: “A fines de octubre salí a la calle y viví situaciones muy complejas. Ahí dije 'estoy hay que documentarlo'. Me tomó un par de días darme cuenta qué es lo que quería documentar, porque había mucha gente haciendo diferentes cosas”.
“Me topé con estos jóvenes, mujeres y hombres, que estaban ahí conteniendo a las fuerzas policiales para que no avancen y deshagan la gran marcha que había en la plaza. Yo viví eso y me pareció impresionante. Había mucha violencia por parte de la policía. Esos jóvenes usaban escudos de diferentes cosas que recogían de la calle para defenderse de los balines que disparaba Carabineros. También de las lacrimógenas, que las disparaban al cuerpo y no a 45°, como dice el protocolo. Entonces veías caer gente que al principio no usaba mascarillas ni antiparras para protegerse los ojos. Eso fue impresionante; ahí me di cuenta que yo quería documentar eso. Lo que ocurría ahí, no en la marcha, sino ahí”, relata.
Su experiencia entre aquellas personas que intentaban contener el avance policial no fue gratuita. A lo largo de las jornadas, el fotógrafo recibió el castigo de las fuerzas. Tres perdigones, ataques con granadas lacrimógenas y balinazos le produjeron marcas en el cuerpo que conserva hasta el día de hoy. Al respecto, comenta: “Me trajo recuerdos del golpe militar en el año 1973, pero yo entonces tenía 12 años. La gran diferencia que hubo es que ahora tu veías jóvenes que creen en la democracia, en la libertad, y no tenían miedo”.
Esos jóvenes que deslumbraron a Sepúlveda Gallardo se autodenominaron Primera Línea y no tenían liderazgos definidos, algo que sorprendió a la clase política local. “Carabineros tomaba detenidos jóvenes de Primera Línea. Algunos incluso continúan presos hoy, sin juicio. Caían presos y aparecían nuevos, el recambio era inmediato. La Policía estaba loca porque eso se mantenía en el tiempo. No había quuién los dirigiera a esos jóvenes. Era espontáneo, de ahí surgían líderes espontáneos. Eso no garantizaba que la próxima vez fueran los mismos, entonces la Policía no sabía a quién detener. Lo mismo los políticos. Por suerte no hubo un líder, porque si hubiera habido, lo hubiesen muerto ya”, detalla el entrevistado.
En el principio, la situación no solo tomó por sorpresa al Gobierno sino también a todo el sistema político chileno. El autor opina: “Los partidos políticos tradicionales chilenos nos abandonaron en la calle. Todos sabían lo que pasaba. La gente estuvo en la calle desde Arica a Punta Arenas, en todo Chile. En todas las grandes ciudades hubo una primera línea. Todos los políticos sabían lo que estaba ocurriendo. El problema era que todos estos partidos, excepto yo diría el Partido Comunista -no soy comunista, pero es lo que vi-, tomaron distancia de lo que ocurría”.
Documento de época
Se estima que entre el inicio del estallido, en octubre del 2019, y marzo del 2020 hubo al menos 34 muertos en manos de las fuerzas de seguridad chilenas. La rebelión tuvo dos grandes consecuencias: la convocatoria a una Convención Constitucional, que actualmente redacta una nueva Constitución para ser plebiscitada el 4 de septiembre, y la posterior victoria en 2021 del joven Gabriel Boric, quien rompió con la hegemonía de los partidos tradicionales luego de 30 años.
Con el paso del tiempo, Sepúlveda Gallardo empezó a compilar todas las imágenes que había tomado en ese octubre violento, además de los videos que subía a su canal de YouTube. Pensó en hacer una exposición, pero su amigo y maestro de fotografía, Carlos Monsalve, lo convenció de que era mejor un libro y le presentó al diseñador Patricio Rueda: “Yo ya venía trabajando el material. Les planteé que quería hacer el libro y que necesitaba ayuda. Empezamos a planear cómo lo íbamos a presentar. El libro está separado en secciones, de acuerdo también a lo que está escrito inicialmente, que habla de qué era la primera línea y cómo estaba constituida”.
“Construyendo el relato, llegamos a la conclusión de que yo era el protagonista. Nos preguntamos cómo hacíamos para que se vea eso. Con Patricio empezamos a trabajar el tema y decidimos usar fotos pequeñas, donde apareciera la punta de mi cámara, que se iban a distribuir a través del libro de una forma razonable, para que se entendiera que yo era el protagonista; el que contaba lo que ocurría”, agrega. El autor ya venía trabajando el texto junto a un periodista chileno. Luego, se contactó con tres editoriales y, si bien dos mostraron interés, solo Ocho Libros le garantizó poder presentarlo en octubre del 2021, cuando se cumpliría el segundo aniversario del estallido. Era una carrera contrarreloj: quedaban solo dos meses.
El fotógrafo comenta que en la imprenta donde se producía el libro había una “editorial de derecha que se llama Antártica”. “Ellos vieron el libro –se explaya-, llamaron a la editorial y dijeron 'nosotros queremos ese libro en nuestra estantería'. Deben haber visto que el libro se iba a vender”. Finalmente, habiéndole ganado al tiempo, el libro fue presentado el 23 de octubre del 2021, a dos años de la rebelión. Nacía así un documento imprescindible sobre aquellos días que no solo marcaron un quiebre en la vida de su autor, sino también en la historia de Chile.
“No me puedo quejar, al libro le va muy bien. El 27 de octubre me fui a Estocolmo a presentarlo. Lo presenté en tres lugares y también en Berlín. Me fui de Estocolmo el 27 de octubre de 2019 y volví dos años después con un libro debajo del brazo. Fue espectacular. Es la primera vez que escribo un libro, esto fue algo muy interesante. Yo reivindico con este libro a estos jóvenes de Primera Línea que son los que generaron el resultado de los cambios que estamos viviendo”, analiza Sepúlveda. “Primera Línea Chile” se publicó en castellano y en inglés y consta de 242 páginas.
Cautela y esperanza
Pero más allá de la obra, ¿cómo conviven en una persona un costado relacionado al mundo de las finanzas y otro entregado a la fotografía de barricada? “La convivencia interna no es para nada controvertida. Como economista, viví el modelo económico de los países nórdicos, un modelo keynesiano. El modelo que tenemos en Chile es neoliberal; neoliberal salvaje. Yo no comparto cómo se lleva así la economía de un país. El modelo neoliberal consolidó el poder económico en algunos pocos; aumentó enormemente el poder económico en unos pocos. Le han chupado la sangre a los países y eso no es lo que queremos. A nosotros no nos sirve”, responde.
Con respecto al proceso que lidera Gabriel Boric desde su asunción en marzo pasado, el economista asegura tener expectativas, aunque no confianza plena: “¿Van a quedar algunas cosas del modelo antiguo? Sí, no me quedan dudas. Llevamos 40 años con este modelo, el pueblo chileno lleva en su ADN este modelo. Es imposible sacarlo completamente, pero sí tienen que haber cambios importantes en derechos sociales. Eso es lo que esperamos de Boric. El programa que tiene, en estricto rigor, es socialdemócrata. Reivindica los derechos sociales de los pueblos en los países donde necesitamos una mejor calidad de vida. Son cosas básicas”.
Sobre este punto, analiza: “Pasó con la Concertación, con los socialistas, que el gran capital coopta todo. Ese es el gran temor que tengo. Si pueden resistir como Primera Línea y mantenerse en su posición. Por supuesto, debe haber negociaciones, pero nunca perdiendo la línea. Está todo por verse. Vamos a ver cómo viene la mano. La derecha en Chile viene trabajando desde que se inició la convención para la nueva Constitución. Ya empezó el tema contra el Gobierno de Boric. Vamos a ver qué tan débiles pueden ser y qué tanta resistencia pueden generar. Si Boric pide ayuda al pueblo, el pueblo va a salir a la calle. Si va a ser como la Concertación, que decía 'esto dejémoslo en manos de los expertos', estamos mal”.
Aunque los hechos del 2019 sorprendieron al mundo por su magnitud, los estudiosos de la política chilena sabían que tarde o temprano ocurriría algo así. Al volver al país en 1996, Sepúlveda Gallardo encontró una sociedad absolutamente estratificada: “Las castas sociales que hay en Chile no se mezclan. Hay que tener dinero para mezclarse. Veía cómo las grandes corporaciones abusaban de la gente. Yo veía eso y decía 'oye, esto va a reventar'. Era un abuso tremendo, en especial a los más vulnerables; son los que pagan mayores intereses, son los que pagan más caro, los que tienen mala alimentación. Es el 80% de la población. Llegó el momento y esto reventó”.
Los días sábado 7 y domingo 8 de mayo, el economista y fotógrafo presentará “Primera Línea Chile” en la Feria del Libro de Buenos Aires.
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