30 de marzo 2021 - 00:00

Comenzó en EE.UU. el juicio por el asesinato de Floyd, considerado un referéndum sobre la violencia racial

El caso causó estupor por la indiferencia del oficial ante los pedidos de ayuda de la víctima, quien dijo no poder respirar al menos 27 veces. El uniformado argumenta que cumplía con los procedimientos autorizados para la detención. Se teme que un fallo que exonere al acusado reviva las manifestaciones del año pasado.

DOLOR. Decenas de personas acompañaron el curso de la primera jornada judicial desde las inmediaciones del tribunal de Minneapolis.

DOLOR. Decenas de personas acompañaron el curso de la primera jornada judicial desde las inmediaciones del tribunal de Minneapolis.

Minneapolis - Un expolicía blanco comenzó a ser juzgado ayer acusado de asesinar por asfixia al afroestadounidense George Floyd hace casi un año en la ciudad de Minneapolis, una muerte que desató históricas protestas contra el racismo en Estados Unidos.

El fiscal de caso dijo al jurado que el expolicía Derek Chauvin mantuvo su rodilla en el cuello de Floyd durante 9 minutos y 29 segundos, casi un minuto más que lo que se creía hasta ahora, pese a que la víctima le dijo 27 veces: “No puedo respirar”.

Luego del alegato del fiscal, el jurado vio el video grabado por un transeúnte que muestra el momento en que Chauvin presiona su rodilla contra el cuello de Floyd, de 46 años, quien grita que no puede respirar antes de perder el conocimiento.

Poco antes, el fiscal Jerry Blackwell dijo al jurado que Chauvin “no aflojó, no se levantó” pese a las súplicas desesperadas de Floyd.

“Puso su rodilla sobre su cuello y su espalda, apretándolo y exprimiéndolo, hasta arrancarle el mismísimo aliento -no, señoras y señores- la mismísima vida”, señaló.

Dijo que entre los testigos que serán llamados a declarar figura una integrante del cuerpo de bomberos de Minneapolis que quería asistir a Floyd, que estaba siendo detenido tras denuncias de que había pagado en un negocio con dinero falso.

“Quería tomar su pulso, revisar cómo estaba el señor Floyd”, contó el fiscal. “Hizo lo más que pudo para intervenir. Cuando se aproximó al señor Chauvin, el señor Chauvin tomó su aerosol de defensa personal y lo apuntó en su dirección. No pudo ayudar”, dijo, citado por la cadena de noticias CNN.

El expolicía, de 45 años, está acusado de asesinato y homicidio involuntario junto a otros 19 policías en el Departamento de Policía de Minneapolis, la ciudad más poblada del norteño estado de Minnesota, donde se desarrolla su juicio.

La muerte ocurrió el 25 de mayo de 2020, con Chauvin inmovilizado en el suelo y esposado.

La imagen fue filmada y subida a internet por un transeúnte y dio la vuelta al mundo, lo que llevó a que multitudes salieran a las calles de Nueva York, Seattle, París o Sydney para denunciar el racismo estructural y la violencia policial contra las minorías.

Después de tres semanas dedicadas a la selección de los jurados, la acusación debe presentar su caso contra Chauvin.

“Hoy comienza un juicio histórico que será un referéndum sobre lo lejos que ha llegado Estados Unidos en su búsqueda de igualdad y justicia para todos”, afirmó Ben Crump, abogado de la familia Floyd, antes de los alegatos de apertura.

“El mundo entero está mirando”, señaló antes de arrodillarse junto a los familiares de la víctima durante 8 minutos y 46 segundos, el tiempo que se creía hasta ahora que Chauvin había permanecido con su rodilla sobre el cuello de Floyd.

Los fiscales intentarán demostrar que Chauvin, que comparece libre, mostró desprecio por la vida de Floyd.

Eric Nelson, el abogado de Chauvin, intentará probar, en cambio, que el oficial de policía, que se declara inocente, siguió los procedimientos autorizados para controlar a un sospechoso y que no es responsable de la muerte de Floyd.

Se espera el veredicto para fines de abril o principios de mayo. Los doce jurados, que junto con dos suplentes tomaron juramento ayer, deberán pronunciarse por unanimidad. De lo contrario, el juicio se considerará nulo. Este escenario, o una absolución, podrían desencadenar nuevos disturbios en Minneapolis, luego de los que estallaron a fines de mayo.

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