12 de enero 2007 - 00:00

Congreso rechaza enviar más tropas

Condoleezza Rice, ayer, antes de brindar una conferencia de prensa sobre Irak. La secretariade Estado presionó al gobierno iraquí para que juegue su parte en el nuevo esquemade seguridad anunciado por George W. Bush.
Condoleezza Rice, ayer, antes de brindar una conferencia de prensa sobre Irak. La secretaria de Estado presionó al gobierno iraquí para que juegue su parte en el nuevo esquema de seguridad anunciado por George W. Bush.
Washington (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - La nueva estrategia para Irak anunciada el miércoles a la noche por el presidente de EE.UU., George W. Bush, encontró ayer fuerte resistencia en el Congreso, tanto entre la oposición demócrata como dentro de su Partido Republicano y en la opinión pública.

El problema al que se enfrentaahora Bush es lograr que el Congreso, de mayoría demócrata, apruebe los fondos necesarios para concretar el envío de 21.500 soldados más, algo que, según lo visto ayer, parece más que dudoso.

Un comunicado firmado por la presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, y el jefe de la mayoría del Senado, Harry Reid, ambos demócratas, afirmaque «en noviembre pasado el pueblo estadounidense dio un fuerte mensaje de que no confía en la política del presidente hacia Irak y expresó su deseo de una nueva dirección».

El texto señala también que Bush perdió «la oportunidad de demostrar que había entendido la esencia de la preocupación del país» y lo cuestiona porque en vez de proponer «un plan a largo plazo, claramente articulado sobre nuestra misión en Irak», prefirió «intensificar la escalada militar».

Aunque los líderes republicanos en el Congreso anunciaron mayoritariamente que respaldarán al presidente, varios legisladores del oficialismo manifestaron su rechazo a la iniciativa de la Casa Blanca.

En este sentido, el senador republicano Chuck Hagel dijo que el plan de Bush «es la más peligrosa metida de pata en la política exterior de este país desde la Guerra de Vietnam». También el senador republicano George Voinovich anunció que Bush no contará con su voto para financiar los gastos del envío de nuevas tropas, estimados en 6.800 millones de dólares.

El ex jefe de la OTAN, general Wesley Clark, se sumó al coro de críticas al señalar que «después de tres años y medio de predicciones y expectativas fracasadas, el presidente Bush le debe al pueblo estadounidense una justificación detallada sobre por qué aumenta las tropas».

Los secretarios de Estado y de Defensa, Condoleezza Rice y Robert Gates, encabezaron ayer la ofensiva de la Casa Blanca en torno a su plan.

«Las fuerzas armadas de EE.UU. no se impusieron un plazo máximo de permanencia en Irak» de los nuevos 21.500 soldados», aseguró ayer en Washington el secretario de Defensa durante una conferencia de prensa conjunta con Rice, aunque aclaró que el plazo será de meses y no de años.

Gates señaló, además, que Washington vigilará de cerca si las fuerzas iraquíes cumplen con los planes de optimizar la estructura de su comando en Bagdad y hacer cumplir la ley independientemente de las tensiones sectarias.

Por su parte, Rice, que también compareció ante un comité del Senado, aseguró que «los iraquíes son los responsables de la clase de país que será Irak. Son ellos quienes deben decidir si Irak se caracterizará por la unidad nacional o el conflicto sectario».

En tanto, un sondeo realizado por «The Washington Post» y «ABC News» mostró que la mayoría de los estadounidenses (61%) no adhiere al plan de envío de más tropas porque no cree que hará terminar la guerra antes con una victoria norteamericana.

Por otro lado, los principales diarios locales reaccionaron con escepticismo ante el plan de Bush.

Según el editorial de «The Washington Post», es «muy riesgoso» y «probablemente cause un aumento de las bajas estadounidenses, mientras las posibilidades de que estabilice a Irak son muy inferiores».

El plan «probablemente lleve a una fase más peligrosa de la guerra, con meses de combates» en las calles de Bagdad, «un tipo de ruda lucha urbana» que los planificadores de la guerra trataron de evitar en la invasión de 2003, dijo, en tanto, en una nota.

La principal nota de análisis de «The New York Times» señaló que Bush está tomando una «apuesta calculada» y que, pese a la ruidosa oposición a la estrategia, apuesta a que el Congreso «no tendrá el coraje para frustrarlo cortándole el dinero para la guerra».

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