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Valdez era un periodista muy prestigioso y premiado que escribía, sobre todo, del narcotráfico en Sinaloa. Recientemente había publicado un libro, titulado Narcoperiodismo, en el que narraba el drama de los periodistas que no se callaban ante el narco y de cómo éste había infiltrado a los medios.
De acuerdo con Artículo 19, otra organización de defensa de los periodistas, casi todos los ataques a reporteros en México han quedado impunes, y el 53 % fueron presuntamente cometidos por funcionarios públicos.
En casi 17 años, los asesinatos de comunicadores sumaron 103. El año pasado fue el más violento, con 11 homicidios.
• Quien era Javier Valdez
Con casi 30 años de periodismo a sus espaldas, Javier Valdez, muerto a balazos este lunes, se dedicó a cubrir e investigar temas relacionados con el narcotráfico en Sinaloa, bastión del cártel de Sinaloa, del poderoso y sangunario capo Joaquín "El Chapo" Guzmán.
"Ser periodista es como formar parte de una lista negra. Ellos van a decidir, aunque tú tengas blindaje y escoltas, el día en que te van a matar", comentó este periodista colaborador de la AFP en una de las presentaciones de su último libro, "Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia".
Cuando la violencia se disparó a raíz de la militarización de la guerra contra las drogas, Valdez fundó junto a dos colegas la revista Ríodoce, donde escribía la columna Malayerba.
Su publicación se abrió espacio en una región donde la autocensura por amenazas obstaculiza la libertad de expresión y logró establecerse como una referencia para explicar lo que ocurría.
Nacido hace 50 años en Culiacán, la capital de Sinaloa, Valdez se ganó el reconocimiento como maestro de periodistas en su región gracias a sus coberturas y a su extensa lista de libros.
Entre ellos destacan "Miss Narco", que cuenta cómo sobreviven las mujeres en la cultura del narcotráfico, y "Los Huérfanos del Narco", con desgarradores testimonios de niños que vieron morir a sus padres.
Escritor nocturno y de carácter fuerte, tenía un alto sentido del compromiso con el periodismo, al que consideraba ante todo "una labor social".
"Está cabrón y cada vez se pone peor, pero alguien tiene que hacer la chamba (el trabajo)", comentaba hace poco en una conversación sobre la cotidianidad periodística. Tampoco dejaba pasar la menor oportunidad para reírse.
En octubre de 2011, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) le otorgó el Premio Internacional de la Libertad de Prensa "por su valiente cobertura del narco y ponerle nombre y rostro a las víctimas".
Ese mismo año también recibió junto a sus compañeros de Ríodoce el María Moors Cabot, que concede la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia.
"Mientras mejor haces periodismo y más te apasionas, te quedas más solo. Algún contacto tuyo, alguien que veía con simpatía tu trabajo, luego se verá perjudicado por un texto y se retira", aseguró Valdez en una entrevista con el diario La Jornada, medio para el cual también trabajaba, cuando presentó su último libro.
Padre de familia, Valdez, de rostro ancho y sonriente, solía usar un sombrero Panamá.
Valdez se caracterizó por mantener siempre el buen humor, a pesar de estar sometido a coberturas de gran presión, y brindó permanentemente colaboración a sus colegas, recordaron sus compañeros este lunes.
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