7 de abril 2016 - 23:52

Dos arrepentidos echan más sombra sobre Dilma y opositor Cunha

Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados y opositor al PT, y Dilma Rousseff
Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados y opositor al PT, y Dilma Rousseff
Dos nuevas declaraciones sacuden a la política brasileña, que involucran en maniobras sospechosas a la presidente Dilma Rousseff y al opositor Eduardo Cunha, titular de la Cámara de Diputados.

Por un lado, el empresario Otavio Azevedo, titular de la constructora Andrade Gutiérrez y envuelto en la causa por corrupción en Petrobras, confesó haber aportado dinero sucio a la campaña que llevó a la reelección a la presidenta Dilma Rousseff.

Azevedo declaró que la constructora, una de las mayores del país, contribuyó al financiamiento de la campaña por la reelección de Rousseff en 2014 con dinero procedente de la corrupción en Petrobras, en el caso conocido como "Petrolao".   

El empresario está procesado por asociación ilícita, corrupción y lavado de dinero en la causa "Lava Jato" (Lavado Rápido), conducida por el juez Sergio Moro, de la 13a. sala federal de Paraná.   

Para atenuar su condena el empresario aceptó los términos de la "delación premiada" que le fueron propuestos por el popular Sergio Moro.

La confesión del empresario ante la Justicia de Paraná aún está amparada bajo el secreto de sumario, pero fue publicada por el diario Folha de San Pablo.

Por otro lado, un empresario confirmó en una sesión del Congreso el pago de sobornos por unos 5,1 millones de dólares dirigidos al presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha.

La confesión fue hecha por el empresario Leonardo Meirelles en un interrogatorio al que fue sometido por los miembros del Consejo de Ética de la Cámara baja, órgano legislativo que abrió una investigación contra Cunha que puede costarle el cargo de presidente de los Diputados y también su escaño.

Meirelles es propietario de una casa de cambios utilizada para mover los recursos desviados de la petrolera estatal y llegó a un acuerdo con la Fiscalía para colaborar con las investigaciones a cambio de reducciones en su condena.

El empresario dijo tener los comprobantes bancarios de los depósitos por 5,1 millones de dólares que recibió en una empresa suya en el exterior procedente de los desvíos de Petrobras.

Agregó que recibió instrucciones para que esos recursos fueran convertidos en reales en Brasil y entregados a un mensajero que los llevaría a políticos que recibían sobornos por su complicidad en las corruptelas en Petrobras.

El empresario admitió que inicialmente no sabía a quién sería enviado el dinero pero que, en una conversación con su exsocio Alberto Yousseff, otro de los delatores en el caso Petrobras, se enteró de que los recursos habían sido entregados en su residencia en Río de Janeiro al presidente de la Cámara de Diputados.

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