Una mujer secuestrada cuando era niña en Estados Unidos, permaneció 18 años en un patio escondido en la casa de su captor, con el que habría concebido dos niñas a quienes mantuvo en condiciones extremas cerca de San Francisco (California, oeste), informó la Policía.
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Jaycee Lee Dugard, hoy de 29 años, era una pequeña de 11 años cuando fue secuestrada al frente de su casa en South Lake Tahoe (noreste de California) en 1991 y "estuvo en cautiverio en un patio escondido en la parte trasera de la casa del sospechoso Phillip Garrido", explicó el oficial Fred Kollar, de la comisaría del condado de El Dorado, al este de San Francisco (norte de California).
Dugard tuvo en cautiverio dos hijas, cuyas edades no fueron reveladas, que serían de Garrido, quienes también fueron mantenidos "la mayor parte de su vida en unas estructuras pequeñas encondidas detrás de muros y árboles", agregó Korall al explicar que los menores "nunca fueron a la escuela ni al médico".
El Departamento de Policía describió el lugar de cautiverio como un sitio salvaje detrás de una vivienda suburbana, con algunas cobijas esparcidas y dos carpas pequeñas en un espacio reducido, explicó el oficial.
Phillip Garrido, de 58 años, quien ya había cumplido alguna condena por violación, y su esposa Nancy Garrido, son los dos detenidos por este caso que pasó a manos de la Policía Federal (FBI), confirmó el comisario Daniel Terry, del condado de Contra Costra, donde se encuentra el departamento de Policía de Concord, al que acudió Jaycee Lee Dugard el miércoles.
Los Garrido "fueron detenidos el miércoles. Se les fijó una fianza de un millón de dólares", precisó Terry.
Las autoridades confirmaron que Jaycee se reunió con su madre, Terry Probyn, y su media hermana, una chica de 19 años.
Carl Probyn, padrastro de Jaycee, y sobre quien todos estos años pesó un velo de sospecha por este caso, que derivó en la ruptura del matrimonio, dijo a los canales que esto era "como ganarse la lotería".
"Estoy simplemente agradecido de que esté viva y bien", dijo Probyn, un hombre de 60 años, quien sollozando reveló a medios locales en Los Angeles que al escuchar algunos detalles del secuestro tuvo que colgar el teléfono
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