12 de abril 2021 - 00:01

El exbanquero Lasso daba la sorpresa y se imponía en la elección de Ecuador

Revertía al cierre de esta edición la fuerte ventaja que le había sacado el izquierdista Arauz en el primer turno. Lograba el éxito en su tercer intento. El país sufre una doble crisis sanitaria y económica.

INESPERADO. Los sondeos de Ecuador habían anticipado una victoria del correísta Aráuz o empate técnico. 
INESPERADO. Los sondeos de Ecuador habían anticipado una victoria del correísta Aráuz o empate técnico. 

Quito - El exbanquero conservador Guillermo Lasso obtenía una ventaja de cerca de cinco puntos porcentuales sobre el economista de izquierda Andrés Arauz tras el escrutinio preliminar del 95.68% del balotaje presidencial ayer en Ecuador, según el Consejo Nacional Electoral. Al cierre de esta edición, el candidato derrotado no se había pronunciado sobre los resultados.

El conservador Lasso captaba el 52.60% de los votos frente a 47.40% de Arauz, delfín del exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017). El nulo, que sumaba cerca de un millón de sufragios, fue promovido por el excandidato indígena de izquierda Yaku Pérez, quien quedó a las puertas de la segunda ronda denunciando un supuesto fraude. En primera vuelta había logrado el 9,55% de los respaldos.

Más de una hora después del cierre de la votación, cuando el escrutinio no estaba tan avanzado, Lasso se declaró ganador.

“¡Juntos lo estamos logrando! Gracias Ecuador por demostrar su apoyo en las urnas. Como corresponde, vamos a esperar los resultados oficiales. Estamos positivos y con la fe en alto. Juntos Lo Estamos Logrando”, escribió.

Lasso gobernará este país de 17,4 millones de habitantes a partir del 24 de mayo, en reemplazo del impopular Lenín Moreno.

Poco después de su asunción en 2017, el mandatario rompió con su predecesor, a quien acusó de corrupción y endeudamiento irresponsable, e inició un cambio radical en materia económica.

Buscó nuevos acuerdos comerciales, alianzas con el sector privado y una apertura de la minería a nivel industrial, pero la economía nunca despegó y se ahondaron las tensiones sociales, por lo que terminó engrosando la deuda pública al acudir a organismos de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Uno de los momentos más críticos fue en octubre de 2019, cuando las protestas más multitudinarias en décadas, convocadas principalmente por el movimiento indígena, pusieron en jaque al Gobierno y lograron la suspensión de la eliminación de subsidios a los combustibles, una victoria que solo duró unos meses hasta que Moreno consiguió imponerla.

La maltrecha economía ecuatoriana se vio además golpeada por la pandemia de coronavirus, que impactó de lleno en el país y provocó una caída del 7,8% del PBI en 2020, según los datos oficiales.

En medio de uno de los peores brotes de la región, Moreno lanzó una ley de flexibilización laboral y un recorte masivo del gasto público, en consonancia con el último acuerdo firmado en agosto pasado con el organismo monetario.

La covid-19 puso, asimismo, al desnudo las deficiencias del sistema público de salud, afectado por las políticas de ajuste del Gobierno, y destapó también cientos de irregularidades en la compra de materiales médicos como tapabocas, pruebas de coronavirus o bolsas para transportar cadáveres.

Aunque atrás quedaron las escenas de colapso sanitario con cuerpos en las calles de abril de 2020, el país atraviesa actualmente un fuerte incremento de casos que llevó a Moreno a decretar la semana pasada el estado de excepción por 30 días en ocho provincias, donde vive cerca del 70% de la población.

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