Ciudad del Vaticano (AFP) - Vendedores ambulantes, tiendas de recuerdos, restoranes, hoteles: la muerte de Juan Pablo II habrá sido para muchos establecimientos romanos una bendición divina.
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Decenas de puestos ambulantes están haciendo su agosto con la venta de rosarios con perfume a rosa guardados en cajitas con la foto de Juan Pablo II, postales, fotos o medallitas del Papa fallecido, cuyos precios progresan en progresión directa a la cercanía a la Basílica del Vaticano. «No se puede comparar. En un día normal hay entre 10.000 y 15.000 personas, pero ahora hay medio millón», dice Orlando, que regentea un puesto callejero estratégicamente situado en una calle que conduce directamente al Vaticano.
Decenas de personas se paran para ver los rosarios, tarjetas y medallas con la imagen del Pontífice, al que muchos acaban de rendir un último homenaje en la Basílica de San Pedro.
Los rosarios, que pueden subir hasta los 25 euros, postales y fotos son los recuerdos preferidos del público.
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