31 de julio 2008 - 00:00

El Papa aceptó la renuncia de Lugo (asumirá como laico)

El presidenteelecto deParaguay,FernandoLugo, recibióayer enAsunción alnuncioapostólico enese país,monseñorOrlandoAntonini. EnrepresentacióndelVaticano, éstele anunció laaceptación desu renunciacomo obispo,un hecho sinantecedentes.
El presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, recibió ayer en Asunción al nuncio apostólico en ese país, monseñor Orlando Antonini. En representación del Vaticano, éste le anunció la aceptación de su renuncia como obispo, un hecho sin antecedentes.
Asunción (EFE, AFP, ANSA, DPA) - En una decisión sin precedentes, la Santa Sede redujo al estado laical al obispo paraguayo Fernando Lugo, que el 15 de agosto próximo asumirá la presidencia de su país y quien desde enero de 2007 estaba suspendido por haberse dedicado a la política.

El nuncio apostólico en Paraguay, Orlando Antonini, anunció ayer la decisión del papa Benedicto XVI tras una reunión con el futuro mandatario en la sede de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), la coalición que en los comicios de abril último puso fin a 61 años de hegemonía del Partido Colorado.

El decreto de la Congregación para los Obispos, con fecha del 30 de junio pasado y firmado por el prefecto del Vaticano Giovanni Battista, señala que «Su Santidad, Benedicto XVI, ha concedido para él (Lugo) la pérdida del estado clerical con la consiguiente pérdida de los derechos inherentes al mismo».

Lugo, de 57 años, fue liberado al mismo tiempo «de los votos religiosos hechos en la Sociedad del Verbo Divino, de la obligación del celibato y de las demás obligaciones que el estado clerical comporta», según el documento leído por Antonini a los periodistas.

El ex obispo de la diócesis de San Pedro (centro), la región más pobre de Paraguay, donde ejerció poco más de una década, había sido suspendido «a divinis» por el Vaticano en enero de 2007 después de que pidiera a la Santa Sede su reducción al estado laical (renuncia) el 18 de diciembre de 2006.

  • Aspiración

    A Lugo, uno de los referentes de la Teología de la Liberación en su país, se le advirtió que podía recibir otras sanciones si no desistía de sus aspiraciones políticas, pero el 25 de diciembre anunció su renuncia, dado que la Constitución paraguaya inhabilita a los religiosos de cualquier confesión para ejercer la presidencia o la vicepresidencia.

    El decreto vaticano explica que la presidencia del país que será ejercida por Lugo «no es compatible con las obligaciones del ministerio episcopal del estado clerical», e indica que ese hecho «exige volver a considerar» la primera decisión de rechazar su pretensión de volver a ser laico.

    Agrega que la elección de Lugo «exige volver a considerar por el bien del país y para que se distinga claramente de modo definitivo entre el cambio de presidente de la República y el ejercicio del ministerio episcopal, la petición que presentó para que le fuera concedida la pérdida del estado clerical».

    Antonini aclaró que la decisión, que libera a Lugo de los votos religiosos y del celibato,
    «de por sí tendría una naturaleza perpetua a menos que la autoridad suprema examine caso por caso».

    «El Sumo Pontífice exhortaal señor Fernando Lugo Méndez a ser fiel a la fe católica, en la que fue bautizado y a llevar una vida coherente con el Evangelio», agrega el documento, a cuyo pie la Nunciatura aclara que su actuación en el caso «se ha debido exclusivamente a razonescanónicas y pastorales». Por su parte, el gobernante electo afirmó ayer que recibió la decisión como una «noticia esperada por mucho tiempo», durante una rueda de prensa ofrecida poco antes de viajar a Buenos Aires para reunirse anoche con la presidenta argentina, Cristina de Kirchner.

    Lugo agradeció « sinceramente a Su Santidad por una decisión que no ha sido fácil para el Vaticano porque no hay precedentes», en referencia en que es la primera vez que a un obispo se le permite volver a ser laico.

    «¡Qué amor ha de tener Benedicto XVI por nuestro país!», acotó Lugo al destacar que una parte del decreto de la Santa Sede señala que la dispensa fue tomada «pensando en el país, en el Paraguay».
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