3 de marzo 2004 - 00:00

El peor atentado en Irak desde fin de la guerra: 182 muertos

Los musulmanes chiitas vivieron ayer en Irak y en Pakistán una de las jornadas más trágicas de los últimos tiempos. Diferentes atentados dejaron al menos 227 muertos y más de 500 heridos en tres ciudades, cuando grandes multitudes de fieles celebraban una festividad religiosa. Al menos 112 personas murieron en Kerbala y 70 más en Bagdad, un intento de Al-Qaeda de desatar una guerra civil en Irak para socavar la ocupación estadounidense, según se afirmó desde diversos sectores, inclusive islámicos fundamentalistas. En la ciudad paquistaní de Quetta, en tanto, chiitas que participaban de una procesión fueron atacados por extremistas con granadas y disparos, lo que dejó por lo menos 45 muertos más. Para EE.UU., la simultaneidad y la brutalidad de los ataques tienen el sello de Osama bin Laden. En medio de un proceso electoral que se le presenta como muy difícil, la administración Bush acelera las operaciones militares para la captura del terrorista más buscado del mundo, cuya concreción podría marcar la diferencia entre una victoria y una derrota en las urnas.

El peor atentado en Irak desde fin de la guerra: 182 muertos
Bagdad (Reuters, AFP, EFE, ANSA, DPA) --Al menos 182 personas murieron y otras 556 resultaron heridas ayer en una ola de ataques coordinados contra fieles chiítas en Bagdad y en Kerbala, en la más sangrienta jornada vivida en Irak desde la caída de Saddam Hussein.

Los militares estadounidenses dijeron que tres atacantes suicidas mataron a 70 personas y dejaron heridas al menos a 321 en torno a la mezquita Kadhimiya de Bagdad, mientras que otro atacante suicida y fuego de morteros combinados produjeron al menos 112 víctimas fatales en Kerbala, una ciudad santa chiíta ubicada 110 kilómetros al sur de la capital iraquí, dijo Ahmed al-Saf, un clérigo líder en Kerbala. En esta ciudad los heridos eran al cierre de esta edición 235.

Los ataques casi simultáneos devastaron un rito anual, vedado bajo el régimen sunita de Saddam, durante el cual los chiítas se golpean en el pecho y la cabeza y se hacen cortes en la cabeza con espadas para reverenciar al Imán Hussein, nieto del profeta Mahoma, asesinado hace 1.324 años.

• Traslados

En Kerbala, donde se habían reunido unos 2 millones de fieles, los equipos de rescate llevaban a toda velocidad pilas de cuerpos en vehículos de transporte de vegetales, buscando desesperadamente médicos o ambulancias.

Los chiítas, que antes se habían hecho cortes en su cabeza con las espadas, hacían filas para donar sangre para los heridos.

Nadie se responsabilizó de inmediato por los ataques.
Líderes de la mayoría chiíta de Irak, que conforma 60% de la población del país, dijeron que los atacantes están tratando de desatar una guerra civil.

Varios miembros del Consejo de Gobierno de Irak, designado por Estados Unidos, responsabilizaron de los ataques a Abu Musab Zarqawi, un jordano que Washington sospecha trabaja para la red islámica Al-Qaeda dentro del país.

El jefe del grupo chiíta libanés Hizbollah, jeque Hassan Nasrallah, también responsabilizó a la red terrorista Al-Qaeda
por los ataques, a la que calificó de «medieval y fanática». En Irán, 22 de cuyos ciudadanos murieron en los ataques, se responsabilizó, en cambio, a EE.UU.

«Si se revela que el Mossad (servicio secreo israelí) y la CIA fueron los que cometieron estos atentados, sería un consuelo para nosotros», dijo Nasrallah ante una muchedumbre, estimada en más de 100.000 personas, que lo escuchó en silencio. «Pero si se trata de grupos fanáticos, oscurantistas, escleróticos, que viven en la Edad Media, que no tienen ni razón, ni corazón, ni ética y que pertenecen o pretenden pertenecer al Islam, es una catástrofe y los musulmanes deben hacerle frente», lanzó con una voz emocionada y colérica.

• Atentado

«Cuando mueren chiítas, es necesario que los sunitas condenen y denuncien esos actos, e inversamente», agregó en un ataque infrecuente al fundamentalismo del grupo de Osama bin Laden.

En un ataque separado en Bagdad, guerrilleros de la resistencia lanzaron una bomba contra un vehículo militar norteamericano, matando a un soldado e hiriendo de gravedad a otro, dijo el ejército. Esta muerte elevó a 379 la cifra de efectivos estadounidenses caídos en acción desde que se inició la invasión de Irak hace casi un año.

El baño de sangre hizo que el consejo de gobierno transitorio iraquí aplace la firma de la nueva constitución, prevista inicialmente para hoy. Al parecer, la ceremonia podría realizarse el viernes.

El de ayer fue el día más sangriento desde que Saddam fue derrocado, el 9 de abril del año pasado. En la peor jornada anterior, el 1 de febrero, dos atacantes suicidas hicieron estallar bombas en las oficinas de dos partidos kurdos en Arbil, en el norte de Irak, y mataron al menos a 101 personas.

Los chiítas también fueron ayer blanco de ataques en el suroeste de Pakistán (ver nota vinculada).

Sin saber a quién culpar, sobrevivientes del ataque con explosivos en Bagdad lanzaron piedras contra los soldados estadounidenses que llegaron al lugar. En Kerbala, furiosos chiítas se volvieron contra peregrinos iraníes luego de las explosiones.

Las fuerzas norteamericanas en Irak dijeron el mes pasado que habían interceptado un disco de computadora con una carta de Zarqawi que urgía a la realización de ataques suicidas con bombas contra los chiítas para encender las tensiones sectarias.

«La guerra civil y la lucha sectaria que Zarqawi quiere imponer en el pueblo de Irak no tendrá éxito. Zarqawi fracasó, su banda y sus planes diabólicos han fracasado», dijo en conferencia de prensa
Mowaffaq al-Rubaie, un chiíta en el Consejo de Gobierno.

«Sunitas, chiítas, árabes, kurdos, asirios, todos los iraquíes están determinados a avanzar», dijo. «Permanecemos unidos y avanzaremos para construir un nuevo Irak.»

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