Jerusalén (ANSA, EFE, Reuters) - Al menos 19 israelíes murieron y otros 52 resultaron heridos, seis de ellos de gravedad, en un atentado suicida perpetrado ayer contra un colectivo en Jerusalén, que fue inmediatamente atribuido por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), quien anunció «con todo el orgullo» que «la guerra contra los autobuses está en camino». «Con todo, el orgullo las patrullas de Al-Qassam anuncian que el ejecutor de esta heroica operación es Mohammad Haza Kayed Al-Ghul, de 24 años y procedente del campo de refugiados de Al-Faria, cerca de Tubas», en el norte de Cisjordania, rezó un comunicado del grupo terrorista. El suicida palestino, «consiguió superar todos los controles y medidas de seguridad sionistas que estaban en un estado de histeria buscando kamikazes dentro de los territorios ocupados», refirió la nota. «Los kamikazes vienen de todas partes», aseguró el escrito, que agregó «decimos a todos los sionistas que preparen sus féretros y sus tumbas porque van a morir por cientos».
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Al anochecer, tanques israelíes entraron en la ciudad cisjordana de Jenin, bastión de terroristas palestinos, y fueron blanco de disparos, dijeron testigos. Más vehículos militares se aproximaban al cierre de esta edición a la ciudad. El ejército no ofreció comentarios de inmediato, pero el gabinete de seguridad de Ariel Sharon acababa de finalizar una reunión en Jerusalén y, según fuentes de seguridad, había decidido tomar «alguna acción militar pronto».
El minigabinete, convocado poco después del que fuera el peor ataque en Jerusalén en seis años, también debatió la posible expulsión de colaboradores allegados al presidente de la Autoridad Palestina (AP), Yasser Arafat, pero no sobre la del líder palestino, aunque sectores más duros de la coalición reclamaron la expulsión «hoy mismo» de Arafat de los territorios.
•Continuidad
«Lo más terrible es que continúa el terrorismo palestino, contra el cual es necesario seguir combatiendo, que es lo que haremos», fue la única declaración de Sharon, en el lugar del atentado.
La explosión, en el sur de Jerusalén, convirtió el micro número 32 en un amasijo de metales retorcidos. El ruido de las sirenas no pudo acallar los gritos de los heridos, que yacían en el suelo en medio de grandes charcos de sangre. La policía dijo que varios adolescentes estaban entre los muertos y que muchos niños resultaron heridos. El vehículo se había detenido en un semáforo, en un cruce de dos calles muy transitadas de la ciudad, cuando saltó por el aire.
Horas después, tropas israelíes emplazadas cerca de la dividida ciudad de Hebrón mataron a balazos a un militante palestino requerido por el asesinato en marzo de dos observadores internacionales en Cisjordania.
Mientras Sharon se encontraba reunido con su gabinete para analizar una «respuesta militar» al atentado, en Washington el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, decidió aplazar su propuesta para crear un Estado palestino, que aparentemente iba a dar a conocer en la última jornada. Sin embargo, voceros oficiales desvincularon el aplazamiento del anuncio con el atentado en Jerusalén, aunque tanto israelíes como palestinos ya expresaron su descontento con el proyecto de Bush.
•Alerta
La policía de Jerusalén estaba alertada por la posibilidad de nuevos ataques suicidas, como había anticipado el lunes el ministro de Defensa, Benjamin Ben Eliezer, quien propuso prolongar el controvertido muro que Israel comenzó a construir el domingo en Cisjordania, también alrededor de Jerusalén.
Sin embargo, el jefe de la policía de Jerusalén, Mickey Levy, dijo que «hicimos lo mejor que pudimos, pero esta vez fallamos».
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