12 de diciembre 2013 - 22:42

Miles de personas asistieron al último adiós a Mandela

La fila de personas que aguardan para despedir a su líder cubre varias cuadras.
La fila de personas que aguardan para despedir a su líder cubre varias cuadras.
Miles de sudafricanos de a pie hicieron largas colas en los últimos días en Pretoria para rendir tributo a Nelson Mandela antes del final del velorio que será este viernes, cuando cierren la capilla ardiente y trasladen el cuerpo a su morada final, en el pueblo Qunu, donde el expresidente vivió su infancia.

El féretro de Mandela se encontró en todo momento acompañado en todo momento por un miembro de su familia como manda la tradición.

La capilla ardiente de Mandela, fallecido el jueves a los 95 años, fue ubicada en el edificio de la Unión de Pretoria, sede del gobierno y lugar donde el líder sudafricano juró su cargo como primer presidente negro y democrático de Sudáfrica en 1994.

Alejada ya la lluvia que enturbió las últimas horas de espera, la gente formó una inmensa cola serpenteante de varias calles enfrentándose al sol.

El cuerpo de Mandela fue ubicado en el centro del patio del edificio de la Unión, cubierto por un toldo y en un féretro que permite ver la mitad superior de su cuerpo. Un miembro de la familia Mandela estuvo constantemente a su lado, como manda la tradición antes del entierro, algo en lo que pocos parecían haber reparado, por lo que la televisión pública SABC pedía que se le dispensase un saludo.

"Una parte de la familia está ya en Qunu", donde tendrá lugar el entierro el próximo domingo, pero "otros están en Pretoria porque no podemos dejar solo a Madiba" (el apodo de Mandela), dijo el portavoz de la familia, Temba Matanzima, a una emisora de radio.

El presidente de Cuba, Raúl Castro, visitó en Pretoria la capilla ardiente en la que reposa Mandela. Trajeado y con una corbata de riguroso luto, Castro se detuvo ante el ataúd durante unos segundos e hizo una ligera inclinación de cabeza en señal de respeto por Mandela.

El cuerpo de Mandela volvió a hacer el mismo trayecto que hizo durante el funeral entre el hospital militar Uno y el gran edificio neoclásico de la Unión, una construcción de 1913 situada en el punto más alto de Pretoria.

Un auto fúnebre con el féretro, cubierto con la bandera sudafricana y escoltado por motociclistas, salió del hospital militar y recorrió los seis kilómetros que lo separan del edificio, donde se instaló la capilla ardiente.

Como ocurrió previamente, los sudafricanos aguardaban el paso del cortejo. "Se me erizó el pelo. Es un cuerpo sin alma. Como cuando te dejan tus padres. Lloro por mi presidente", explicó Johanna Moyo, de 41 años.

Vicky Joubert, de 40 años, blanca afrikáner, trajo a su hija de 11 años para que viera pasar los restos de Mandela. "Hizo algo por este país que nosotros no hubiéramos hecho fácilmente. Tenemos que trabajar juntos o este país no funcionará. Pelear no ayuda", aseguró.

La capilla ardiente de Mandela estará abierta hasta este viernes. El domingo será enterrado en Qunu, el pueblo en el que pasó los años más felices de su infancia y del que se tuvo que ir al morir su padre.

El entierro culminará una semana de homenajes que tuvo su momento álgido, en cuanto a repercusiones, en la ceremonia del martes último en el estadio Soccer City de Soweto, en Johannesburgo.

Los abucheos al presidente Jacob Zuma, la foto distendida -demasiado, según los críticos- que se hicieron el presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro británico David Cameron con la primera ministra danesa, el apretón de manos entre Obama y Raúl Castro y el "falso intérprete" de signos, han ocupado gran espacio en los medios de todo el mundo.

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