Revés para Bush: debe judicializar a presos
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Bush, el 9 de junio de 2002 ordenó que se le aplicase a Padilla, ciudadano norteamericano, el estatuto de «combatiente enemigo». Ese estatuto permite a la Justicia militar detener a un sospechoso sin cargos formales y sin que pueda ver a un abogado o a su familia. «Los poderes constitucionales inherentes al presidente no se extienden a la detención en calidad de combatiente enemigo de un ciudadano estadounidense capturado dentro del país y lejos de una zona de combate», afirma la resolución judicial. Pide, asimismo, que se le aplique a Padilla el Código Penal y que si Bush desea poderes extraordinarios, «los solicite al Congreso».
Padilla, de 33 años, antiguo pandillero de Chicago, adoptó el nombre de Abdullah al Muhajir al convertirse al Islam, fue arrestado en mayo de 2002 al llegar a esta ciudad norteamericana en un avión que lo había traído de Pakistán.
«La decisión es extraordinaria», afirmó su abogado, Andrew Patel, quien nunca pudo ni entrevistarse con su defendido.
• Defensores
En tanto, un tribunal federal de apelaciones de San Francisco (California) dictaminó por primera vez que los detenidos en la base naval de los EE.UU. en Guantánamo (Cuba) tienen derecho al acceso a abogados y al sistema judicial del país. El gobierno de Bush mantiene a unos 660 hombres presos sin cargos en esa base sin derecho a asistencia letrada con el argumento de que son «combatientes ilegales» y no prisioneros de guerra.
Los detenidos fueron trasladados a Guantánamo, principalmente, desde Afganistán y Pakistán, donde fueron capturados por las tropas de los EE.UU. por su presunta relación con Al-Qaeda.
La decisión de la Corte, adoptada por 2 a 1, es respuesta a una petición de un familiar de uno de los prisioneros de nacionalidad libia. El juez Stephen Reinhardt argumentó que «incluso en momentos de emergencia nacional -de hecho, particularmente en esos momentos- el Poder Judicial tiene la obligación de preservar nuestros valores constitucionales (...) para nacionales y extranjeros por igual». «Simplemente no podemos aceptar la posición del gobierno», añadió el magistrado, quien rechazó la visión de que «el Poder Ejecutivo tenga la autoridad sin obstáculos de encarcelar indefinidamente a cualquier persona».
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