La transición hacia energías limpias y sostenibles avanza con proyectos que sorprenden por su creatividad. Un ejemplo llamativo ocurre en Barcelona, donde un colectivo urbano funciona gracias a un combustible producido a partir de excrementos humanos.
Un colectivo funciona por la energía generada con excrementos humanos
Un proyecto innovador demuestra cómo los desechos pueden transformarse en biometano, reduciendo emisiones y aportando a la movilidad sostenible.
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El colectivo que marca tendencia en Barcelona
Aunque suene insólito, la clave está en los lodos que provienen de aguas residuales, que se transforman en biometano. Este gas renovable permite reducir en un 80% las emisiones de dióxido de carbono en comparación con el gas natural tradicional, posicionándose como una alternativa mucho más amigable con el ambiente.
Un colectivo funciona gracias a la energía generada con excrementos humanos
En la capital catalana, un bus de la línea V3 circula desde hace cinco años impulsado por este biocombustible. La experiencia forma parte del Proyecto Nimbus, desarrollado por Veolia, Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) y la Universidad Autónoma de Barcelona.
Su objetivo es claro: convertir un desecho cotidiano en un recurso energético valioso dentro de la lógica de la economía circular.
El proceso consiste en tratar cuatro metros cúbicos de lodo por hora, de los cuales se obtiene biometano purificado gracias a la combinación del dióxido de carbono con hidrógeno de fuentes renovables. El resultado es un combustible limpio y con gran potencial de expansión.
El éxito alcanzado abre la puerta a una producción en mayor escala, impulsada por financiamiento europeo. La meta es que más unidades del transporte público puedan abastecerse con este gas, marcando un avance concreto hacia un futuro urbano más sostenible.
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