1 de abril 2003 - 00:00

Volvieron acciones de los narcos en Rio

Volvieron acciones de los narcos en Rio
Rio de Janeiro (Reuters, AFP, EFE, ANSA) - Bandas de traficantes de drogas volvieron a atacar ayer en Rio de Janeiro, con acciones en varios puntos de la ciudad brasileña que causaron la muerte de un policía y destrozos en un lujoso hotel cerca de las famosas playas de Copacabana.

Hombres armados con bombas de fabricación casera atacaron en la madrugada un supermercado, el hotel cinco estrellas Le Meridien y una estación del tren subterráneo, además de tirotear una terminal de micros y quemar autobuses y automóviles en la avenida Brasil, uno de los principales accesos a Rio, que debió ser cerrada por tiroteos entre delincuentes y policías.

El secretario de Seguridad de Rio de Janeiro, Josias Quintal, dijo que las acciones criminales fueron orquestadas por traficantes de drogas.

En tanto, Frederico Caldas, portavoz de la policía militar de Rio, dijo que cree que los actos criminales fueron una represalia del narcotráfico. «Es probable que lo que ocurrió esta madrugada sea consecuencia del encarcelamiento de traficantes. Hay alguien queriendo asumir el control del tráfico, que está desarticulado», agregó.

El viernes la policía detuvo en una «favela» o barrio pobre de Rio a Jorge Alexandre Cándido, alias «El Sombra», mano derecha del más conocido narcotraficante Luiz Fernando da Costa, conocido como «Fernandinho Beira Mar».

Cándido se encontraba al momento de su detención con un instructor de tácticas guerrilleras de nacionalidad chilena, identificado como
Carlos Vidal, apodado «El Gringo».

La policía dijo que los bandidos actuaron ayer en tres puntos diferentes de la ciudad. En las cercanías de Copacabana, las bombas caseras rompieron algunas ventanas de la planta baja del hotel Le Meridien, ubicado frente al mar.

• Ataques anteriores

Un mes atrás, cuando la ciudad se comenzaba a llenar de turistas por el Carnaval, el narcotráfico orquestó ataques similares, quemando decenas de autobuses, arrojando bombas case-ras en lugares públicos y ordenando el cierre de comercios, lo que determinó al gobierno federal a enviar al ejército a patrullar las calles de la ciudad. Las autoridades del estado de Rio de Janeiro dijeron entonces que la ola de violencia era una represalia de los traficantes de drogas por el duro tratamiento de la policía.

El lunes, el secretario de seguridad del gobierno de Rio no descartó la posibilidad de que la orden de los ataques partiera de detenidos en el presidio de Bangú -donde estuvo detenido «Beira Mar» hasta hace poco tiempo- o incluso de un cómplice del traficante, que desde la semana pasada se encuentra detenido en el estado de Alagoas, en el nordeste del país.

En tanto, el gobierno brasileño estudia fórmulas para incorporar a los militares, por primera vez en su historia, a las operaciones de combate al tráfico de drogas en las fronteras, dijo ayer el ministro de Justicia,
Marcio Thomas Bastos. «Sabemos que el ejército no está capacitado para cumplir papeles de policía, pero, por su presencia en las fronteras, puede contribuir en el combate al tráfico de drogas y armas», dijo en una reunión con corresponsales extranjeros.

Pese a excluir la participación del ejército en operaciones de combate al crimen en las ciudades, el ministro dijo que el gobierno tiene acuartelados a 1.500 militares de fuerzas de elite que pueden ser enviados a cualquier lugar del país cuando sea necesario.

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