“Estos millennials empoderados se creen que todo está a un clic de distancia.” “Y estos dinosaurios… ¿hasta cuándo estarán entre nosotros?”. Las desafortunadas expresiones anteriores no son infrecuentes en los pasillos de las organizaciones. Muchos tenemos algún prejuicio respecto de la generación que nos precede o la que nos sucede o sobre ambas.
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Choque de generaciones: ¿cómo se relacionan en las empresas?
Muchos tenemos algún prejuicio respecto de la generación que nos precede o la que nos sucede o sobre ambas.
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El mundo del trabajo vive un fenómeno sin precedentes: cuatro y hasta cinco generaciones –centennials (cohorte de los nacidos después de 1997), millennials (cohorte de los nacidos entre 1981 y 1997), generación X (nacidos entre 1965 y 1980), incluso baby boomers (cohorte nacida entre 1946 y 1964) y los tradicionales (mayores de 60 años que siguen en actividad) componen la población económicamente activa. No obstante, cada una de estas cohortes demográficas, de acuerdo con las circunstancias históricas que cubren el arco de sus vidas y el contexto sociocultural en el que han crecido, tienen conceptos y motivaciones distintas con respecto a su relación con el trabajo. A la luz de los resultados de la edición 2022 del informe regional sobre expectativas de la vida personal, familiar y laboral de las nuevas generaciones que lleva adelante el Centro Conciliación Familia y Empresa (CONFyE) del IAE Business School, cada grupo generacional tiene algo que aportar y algo que aprender.
¿Qué nos aportan los mayores? Ellos suman un análisis riguroso y templado del entorno y la información que nos inunda, que conlleva una toma de decisiones que deja más confortadas a las partes interesadas y, en consecuencia, les ayuda a manejar mejor las relaciones interpersonales y, a nivel personal, el estrés. Ahora bien, el entorno laboral se enriquece sustantivamente cuando los mayores aprenden de los más jóvenes a entusiasmarse con la novedad y la tecnología, sin vergüenza por quedar despeinados por la velocidad de los cambios y transparentar sus emociones. En el encuentro entre esos dos mundos es donde ocurre la sinergia creativa que impulsa hacia adelante a una organización.
Sin embargo, no debemos olvidar que, en nuestra región, uno de cada tres jóvenes entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja formalmente, situación que afecta especialmente a las mujeres jóvenes (36% de ellas, comparado con un 22% de los varones). Al mismo tiempo, las empresas formales tienden a concentrar más esfuerzos en el diseño de programas de reclutamiento de jóvenes profesionales versus el desarrollo de su talento senior que, a partir de los 45 años, se sienten o bien invisibilizados o, en el peor de los casos, expulsados de sus empresas.
La sinergia entre generaciones dentro de las organizaciones y la inclusión de las puntas etarias en el mercado formal de trabajo no ha de estar librada a un acto mágico del azar: es el fruto de hacerse cargo de los sesgos personales y abrirse a desarrollar una mirada más empática hacia el otro. Afinar en la empatía nos ayudará a encontrar esas gemas de talento invisibilizado por nuestros propios puntos ciegos. Las organizaciones tienen un papel que jugar en facilitar esos esfuerzos, en ayudar a sus colaboradores a adentrarse en la lógica del don: mirar al que no suelo mirar no me amenaza, ni me compite, sino que me enriquece y juntos somos más eficaces. Ese sentido de comunidad y pertenencia está en el fondo de las aspiraciones y de cada punta generacional. La edición 2023 del IAE Alumni Day nos invita y desafía a ponernos en primera línea en la construcción de nuevos entendimientos, acuerdos y puentes entre generaciones, para sacarle partido a la riqueza que trae consigo trabajar juntos.
Por Prof. María José Murcia y Patricia Debeljuh, de IAE Business School
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