26 de julio 2024 - 11:00

Se ganaba la vida como moza y bailarina, se casó con un multimillonario y vivió como reina pero la depresión y las adicciones la llevaron al peor final

Anna Nicole Simith fue una supermodelo de la década de los noventas que perdió millones de dólares por su trágica vida.

La modelo luchó por los millones de dólares que le correspondía por el legado de su marido.

La modelo luchó por los millones de dólares que le correspondía por el legado de su marido.

Anna Nicole Smith era un símbolo de la belleza a principios de 1990 y fue la esposa de uno de los mayores petrolero de Estados Unidos, Howard Marshall II, quien tenía una fortuna de 500 millones de dólares. Su relación fue cuestionada por sus más de 60 años de diferencia de edad.

La increíble historia de Anna Nicole Smith, la mujer que se reinventó tantas veces como pudo pero murió trágicamente

La modelo nació en Texas en 1967 y su nombre original fue Vickie Lynn Hogan. Su padres se divorciaron cuando ella era una bebé y a los 15 años la mandaron a vivir con su tía en un pequeño pueblo. Esta localidad sólo había un local de pollo frito, donde los habitantes pasaban su tiempo. Este lugar marcó su vida porque allí tuvo su primer trabajo y porque ahí surgió su gran oportunidad.

El creador de Guess, Paul Marciano pasó por el comedor donde trabajaba Vickie porque este lugar fue el escenario de una campaña infantil para su marca. Pero el empresario quedó boquiabierto cuando lo atendió una mesera de 1.82 metros y con el escote más grande que había visto en su vida. Rápidamente vació el estudio de chicos y le ofreció modelar.

La joven texana ya era madre en aquel momento y su hermoso, esbelto y curviliento cuerpo no concordaban con los delgados estándares de aquel momento. El empresario igual apostó por ella, la llevó a Nueva York, le consiguió un agente y le sugerió cambiarse el nombre a Anna Nicole Smith. Esto le facilitó su popularidad mientras que la foto que Paul Marciano le había tomado se transformaba en un emblema en todo Estados Unidos.

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Anna sólo tenía experiencia en ser mesera, no había ejercido otro rubro ni tenía un título secundario. Ella afirmó: “Un día entré a un club de strippers creyendo que era un bar y el encargado me dio unos tragos y me convenció de que bailara en topless. Me fui mortificada, pero con US$50 en el bolsillo. A partir de ese momento, debo haber bailado en topless en todos los clubs de la ciudad”.

Las ganancias las invertía en su belleza, se aumentó el busto y se tenía de rubio champagne. Su meta estar en los mejores clubes de la ciudad. En una función conoció a su futuro marido, Howoed Marshall. Este estaba deprimido porque había quedado viudo tanto de su esposa como de su amante de más de 10 años. Lo que Anna describía es que: “No tenía ganas de vivir, pero cuando me miraba le brillaban los ojos”.

El millonario se divertía con ella y con su hijo, a pesar de los 60 años que le separaban. Él le daba muchos regalos, joyas, un rancho, autos de lujo y operaciones e insistió hasta que Anna aceptó casarse con él. Ella buscaba tener una carrera que le permitiera mantenerse sola antes de casarse. Su mejor tiempo fue a partir de salir en la revista Playboy. Fue nombrada Playmate del año y su popularidad la llevó a ser supermodelo y a aparecer en múltiples películas.

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Howard Marshall falleció a los seis meses de contraer matrimonio por una grave enfermedad el 4 de agosto de 1995, a los 90 años. Sus familiares le recriminaron a su nueva esposa y no le permitieron asistir al funeral, por lo que Anna decidió hacer otro en su honor. Pero ella tampoco figuró en ninguno de los seis testamentos del petrolero.

La supermodelo había acumulado una fortuna entre los regalos de su esposo, el tiempo que estuvo casada y por su propia carrera. Pero venía soportando una adicción a los analgésicos, tranquilizantes y al alcohol, que le ayudaban para soportar los dolores de los implantes de sus pechos. Estos se sumaron al sufrimiento por la pérdida de su esposo y la llevaron a padecer estrés, depresión y a no poder parar de comer.

Su riqueza se acabó tras una denuncia de la anterior niñera de su hijo, quien lo acusaba de acoso sexual. Ella tuvo que pagar 800 mil dólares y este monto se sumaba a sus deudas de 9 millones de dólares. Así fue como emprendió una lucha para pedir por la herencia de su esposo. Hasta que en el año 2000 se dictaminó que le correspondían 400 millones de dólares del legado de su marido pero rápidamente se revocó la decisión.

A pesar de los reveses judicial, la vida de Anna habida repuntado. Estuvo en tratamientos por adicciones, bajó 30 kilogramos, había comenzado su propio show televisivo y estaba conviviendo con su nueva pareja. También logró tener a su segunda hija pero, su primer hijo falleció por una sobre dosis cuando la fue a visitar en el hospital, poco tiempo después de parir. Jamás se recuperó de aquel momento y falleció cinco meses después, de una sobredosis de barbitúricos a los 39 años.

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