Son varias las horas que las personas le dedican al estudio y al trabajo. Están los que prefieren escribir en la computadora y los que les gusta hacerlo a mano. Bette Nesmith Graham creó el Liquid Paper que se convirtió en una herramienta esencial para la corrección de errores y que le haría ganar millones de dólares.
Se hizo millonaria gracias a su invento que hoy es indispensable en las escuelas, universidades y oficinas
Una inventora transformó la corrección de errores en oficinas y escuelas, creando un producto que generó millones y cambió la vida de miles.
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Luchando contra las dificultades de ser madre soltera en la década de 1950, Bette revolucionó el mundo laboral y educativo con su ingenio. Su innovación no solo la llevó ganar millones de dólares, sino que también le dio la oportunidad de incursionar en el mundo empresarial desde otro puesto donde las decisiones ya no las tomaban los demás.
La historia del Liquid Paper y su inventora Bette Nesmith Graham
Bette nació en Dallas y se crió en San Antonio donde enfrentó numerosos desafíos desde joven. Trabajando como secretaria, se frustraba con los errores cometidos al escribir a máquina. Inspirada por su amor por la pintura, tuvo la idea de usar témpera blanca para cubrir los errores, creando así el primer prototipo de Liquid Paper.
A lo largo de cinco años, perfeccionó su fórmula con la ayuda de un vendedor de pintura y un profesor de química, logrando finalmente un producto eficiente. En 1956, fundó la Mistake Out Company en su propia casa, respaldada por su hijo adolescente y sus amigos que la ayudaban en todos los quehaceres. El Liquid Paper rápidamente ganó popularidad, siendo utilizado por grandes empresas como General Electric.
Su compañía no solo crecía en términos de producción, sino que también se destacaba por su enfoque humanista y feminista, ofreciendo guarderías, espacios verdes y una biblioteca para sus empleados. A pesar de enfrentar conflictos con su exmarido, que intentó apropiarse de la patente del producto, Bette logró vender la compañía a Gillette Corporation por 47,5 millones de dólares.
La gran emprendedora murió a los 56 años, pero dejó un legado de apoyo a las mujeres a través de diversas instituciones sin fines de lucro. Bette Nesmith Graham no solo creó un producto innovador, sino que también inspiró a generaciones con su determinación y creatividad.
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