27 de septiembre 2025 - 00:00

Argentina y EEUU: de relaciones carnales a un matrimonio por conveniencia

El encuentro entre Trump y Milei reabrió el debate sobre un acuerdo comercial con Estados Unidos, que aportaría bienes tecnológicos clave e impulsaría el comercio intraindustrial, generando beneficios concretos para ambos países.

El presidente Javier Milei, junto al mandatario de EEUU, Donald Trump.

El presidente Javier Milei, junto al mandatario de EEUU, Donald Trump.

Argentina y EEUU vuelven a ocupar el centro de la escena. La volatilidad financiera reciente, el “Whatever it Takes” de Scott Bessent y el encuentro entre Trump y Milei reavivaron el debate sobre un posible acuerdo comercial, con ecos de los años 90 y las célebres “relaciones carnales”. Hoy, el vínculo bilateral podría transformarse en un acuerdo estratégico para ambos, más pragmático que pasional: un verdadero matrimonio por conveniencia.

Las ganancias de un acuerdo comercial pueden analizarse desde dos enfoques:

  • La visión tradicional sostiene que el comercio entre países distintos en cuanto a capital o productividad genera más beneficios al permitir especialización en industrias distintas (Martín Tobal, 2018).

  • La nueva teoría del comercio señala que incluso entre países similares hay ventajas, ya que cada uno puede ofrecer variedades distintas dentro de la misma industria.

Dos indicadores ligados a estos enfoques sirven para evaluar las oportunidades de un acuerdo:

  • El índice de complementariedad, que mide cuánto coinciden las exportaciones de un país con las necesidades de importación del otro.

  • El índice de Grubel-Lloyd, que refleja el comercio intraindustrial, es decir, el intercambio de variedades dentro de una misma industria.

Según el índice de complementariedad, las exportaciones de EEUU -un país muy distinto a Argentina- fueron las que más complementaron las importaciones argentinas en los últimos 14 años, superando a Brasil, Colombia, Chile, China, Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay. La estructura productiva estadounidense es la más adecuada para cubrir las necesidades de importación de Argentina.

Además, EEUU fue el más complementario en todas las industrias de mayor complejidad, desde manufacturas electrónicas y eléctricas (como servidores para centros de datos e insumos clave para el sector energético) hasta manufacturas de tecnología media (máquinas y componentes industriales usados en maquinaria agrícola y equipos industriales). Solo en los sectores de baja complejidad tecnológica hay países más complementarios.

Los beneficios también alcanzan el comercio intraindustrial: pese a tener un perfil distinto, EEUU produce muchas de las variedades que Argentina consume, ubicándose solo detrás de Brasil y Uruguay en industrias como lácteos, aceites y grasas vegetales.

EEUU también podría ganar de un acuerdo. Argentina le provee minerales, concentrados de aluminio y compuestos químicos para la industria farmacéutica y es el segundo que más variedades produce de las que EEUU consume en Sudamérica.

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En conclusión, un acuerdo comercial resultaría beneficioso para ambos países. La complementariedad surge de perfiles productivos distintos: Estados Unidos provee bienes intensivos en tecnología como insumo para la industria argentina, mientras que Argentina aporta insumos clave para la industria farmacéutica estadounidense. Además, ambos podrían aprovechar un mayor comercio intraindustrial, intercambiando variedades de lácteos, aceites y grasas vegetales.

Más que relaciones carnales, se trata de la fría pero plácida escena de un matrimonio por conveniencia.

Director de Análisis de Riegos Macroefinancieros del Banco Central de México

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