Dolarización en mute, Leliqs y el consejo de Costantini a Milei: debate y TC a $350

Los cruces en el debate no fueron arriesgados y hubo pocas definiciones concretas. La inflación y la dolarización siguen en el ojo de la tormenta.

El dólar, eje del debate en la campaña electoral.

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“Traductor, traidor”, solía decir Borges. Con ese concepto sobre la mesa -al final de cuentas traducir es siempre salir de viaje por el país extranjero de la lengua: ¿qué interpretación en simultáneo puede arriesgarse en términos económicos de los saldos que dejó el debate presidencial? A priori arrimemos algo: nadie se salió del ecosistema de definiciones ya conocido y edificado previamente por el marketing político. No hubo sorpresa. Nada que comience a ser descontado en los precios de los activos… ¿o si? ¿Está descontado en el precio de las acciones y bonos una potencial dolarización de la economía?

De alguna forma, volvemos al casillero uno, hoy, lunes. Si alguien buscaba datos, no hubo receta para bajar la inflación. No de Bullrich, no de Milei. Tampoco se habló de dolarización -Milei prefirió el mute-, lo que nos deja la pregunta por la forma en la que el economista piensa dolarizar. De las definiciones de Massa, se infiere entonces que el Gobierno continuará con su política de intervenciones y mayor oferta de divisas para descomprimir los dólares financieros. Se extenderá hasta el 20 de octubre la vigente versión del dólar soja que permite liquidar en el Contado con Liquidación un 25% de las divisas. Por otro lado, el Palacio de Hacienda está dispuesto a defender con uñas y dientes el dólar a $350.

Foto: AGP.

El mundo de las Leliq

La evolución del dólar, las tasas, el frente financiero poblado de obligaciones con el FMI, la inflación galopante, el cuasifiscal que no para de crecer como si se tratase de un reloj de arena a la manera de Dino Buzzati, y hasta el futuro de las cotizaciones MEP, CCL, blue, oficial, soja, minería, petróleo, etc., todo esto -toda esta parafernalia prometeica- pareciera que nos acompañará hasta fin de año, interrogantes e intervenciones incluidas. ¿Qué se hará con las archifamosas Leliq? No es menor. Son unos 18,9 billones de pesos que, en el idioma del tipo de cambio oficial, son 54.000 millones de dólares. Por lo menos digamos algo. Massa arriesgó desde su posición de ministro. La moneda digital argentina, el blanqueo, un programa de desarrollo exportador, reducción de impuestos y hasta la chicana por el recorte del 13% de Bullrich.

A dolarizar que se acaba el mundo

Pero si la pregunta era Javier Milei y sus disruptivas propuestas, entonces podría decirse que detrás de la hojarasca del debate, los interrogantes perduran. Es más, seamos valientes: el debate y las intervenciones de Milei no hicieron más que engordar la incertidumbre. ¿Dolarización? ¿Cambio de régimen monetario? Habrá que revisar en los bolsillos. ¿Llevar a cero el déficit fiscal de un plumazo? Las señales son las que están -y estaban-, por ende, las preguntas son las que se fueron acumulando en la mochila. Además de valientes, seamos también sintéticos.

Ocampo al poder

Milei viene de nombrar a Emilio Ocampo como potencial titular del futuro Banco Central que piensa eliminar -alguien que ha estudiado varios años el proceso de fulminación del peso argentino- y esto es, en los hechos, es la confirmación de que avanzará con la dolarización. Sin sumar información al respecto, las dudas continúan y es probable que empiecen a incorporarse en los precios de los activos como el dólar, las acciones, tasas y bonos. La duda principal es ésta: ¿cómo piensa implementarse la dolarización? A medida que avanza el tiempo, pero no así los detalles, la profecía de dolarizarse (¿antes que lo haga Milei?) podría transformarse en un argumento para pasarse a moneda dura y elevar las cotizaciones, con al impacto inflacionario que esto podría tener y el efecto licuación que habilitaría comenzar a pensar en la dolarización de forma más cercana. ¿Cuántos dólares se necesitarían para dolarizar? Respuesta de 1816: unos u$s26.000 millones. ¿De qué forma se haría?

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La receta que no se mencionó

Ocampo propone liberar primero el tipo de cambio, y luego fijar un tipo de cambio de conversión igual al TC libre. Se congelaría el stock de pesos y se daría curso legal al dólar. Depósitos y préstamos se dolarizarían inmediatamente, si bien las dos monedas podrían tener curso. La deuda pública en pesos pasaría a ser en dólares y las tasas bajarían en forma dramática. Y aquí viene: según Ocampo, para cancelar las Leliq se crea el FEM, se conseguirían los recursos “empaquetando” esos activos, principalmente bonos del Tesoro y del FGS y recibiendo a cambio títulos que se colocarían en el exterior a cambio de fondos frescos.

Ahí viene Costantini

En este contexto, ayuda la aparición en las últimas horas del titular de Consultatio, Eduardo Costantini. El empresario pasó por la provincia de Córdoba y dejó una lectura de aquello que anoche faltó. Ideas. Prospectiva. Dijo que ve como “razonable” que la Argentina siga teniendo el peso como moneda, pero que la condición a asumir es que el Banco Central debe ser “independiente” y que el Palacio de Hacienda tenga control sobre las cuentas públicas, es decir, que tienda al déficit cero. “No veo factible la dolarización de Milei”, dijo, al tiempo que le recomendó al León del Abasto que “modere su programa” y que proponga “a un BCRA independiente”. Costantini dijo que cree que Milei va a ganar, pero que tiene que dialogar y “atemperarse”. Precisamente si hay algo que, ayer, en el debate, Milei consiguió, fue eso, transmitir un mínimo de templanza, negacionismo mediante y con un raro récord: no mencionó una sola vez la palabra “democracia”.