Cada vez más ciudades del mundo apuestan por un desarrollo y gestión eficientes. Vivimos inmersos en una sociedad conectada e inteligente que necesita de la energía para su funcionamiento y la incorporación de las nuevas tecnologías significa un gran reto, sin embargo, es el único camino para construir un futuro más seguro y sostenible que garantice, en gran medida, una oportunidad para el crecimiento económico del mundo.
El agua en las Smart Cities: Una gestión eficiente y sostenible
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Se estima que las dos terceras partes de la población vivirán en ciudades a partir del 2050. Por ello, se apuesta por las Smart Cities como una respuesta eficiente que busca el equilibrio entre las personas, instituciones, tecnología y sostenibilidad, a través de una visión integrada que permita apostar por el desarrollo económico, aumentar la capacidad productiva y garantizar el bienestar del ciudadano común en conformidad con una reducción del impacto ambiental.
Desde el año 2011, el Banco Interamericano de Desarrollo ha venido ejecutado vocerías de apoyo a las ciudades de América Latina y el caribe (LAC) para lograr de forma unísona esta transición de una gestión tradicional a un modelo de gestión inteligente, principalmente desarrollando estudios con aliados estratégicos como el Instituto Coreano de Asentamiento Humano (KRIHS), Moon Engineering (Corea) Cisco, Microsoft, Everis, IDOM, NEC, entre otras grandes corporaciones multinacionales del sector tecnológico, industrial, y aquellas que ofrecen servicios profesionales de consultoría en ingeniería y arquitectura. Estudios que se han replicado en ciudades de América Latina en países como México, Colombia, Chile, Brasil, entre otros, generando procesos de planificación de desarrollo de forma colaborativa y de participación ciudadana.
En la actualidad conviven distintas estrategias de gestión urbana, cada una adaptada a sus necesidades y particularidades que van generando data propia de los avances, pero en general, siempre se rigen por el principio de eficiencia y sostenibilidad.
Ahora bien, ¿cómo aplicar sistemáticamente herramientas de transición al recurso más preciado de cualquier ciudad, como es el agua? Justamente, ese es uno de los principales retos a los que se enfrentan las “Smart Cities”.
Este vital líquido es apenas un eslabón de la cadena, considerando que son seis los componentes que definen una ciudad inteligente: movilidad, energía, edificios, servicios públicos e integración, todos obligados a la migración a esta nueva tendencia, que más que moda, es una ventana de oportunidades que ponen a prueba el coraje y la conciencia en colectivo, con el sólido propósito de forjar un futuro prometedor y donde todos sin dudas salimos favorecidos.
En el caso de este preciado recurso, su enfoque se centra en un espiral de atenciones que comienzan desde cómo administrar el servicio, sus sistemas de infraestructura, su abastecimiento descentralizado, tratamiento y por supuesto sus desechos, como un ciclo operativo y consistente con el ciclo natural del agua que se despliega en una ruta a la transición de la ciudad inteligente que buscamos.
Según el informe del EIT Climate- KIC comunidad de conocimientos e investigación que trabaja con el apoyo de la Unión Europea, se deben rediseñar las ciudades con base en la innovación y la co -creación, pasar de urbes cerradas a ciudades inteligentes restaurando la capacidad del drenaje natural de éstas.
Una ciudad con gestión inteligente del agua debería integrar la planificación urbana con la gestión descentralizada y tratarla como un recurso, respetando su ciclo natural.
El mismo estudio establece una hoja de ruta con seis puntos de acción:
- Identificar desafíos y oportunidades
- Definir la visión de Ciudad Inteligente del agua
- Buscar oportunidades de co-creación
- Co-Diseñar soluciones descentralizadas
- Definir e implementar el modelo de negocio
- Implementar y evaluar mediante proyectos piloto
Si bien la gestión de los recursos de las ciudades que conocemos y habitamos no se encuentran preparadas, la combinación de estas soluciones técnicas, naturales y el uso eficiente de las tecnologías, brinda oportunidades claves para una transformación estructural que debe partir desde sus cimientos, pues la transición a una ciudad inteligente es necesaria y los beneficios que aporta son claros.
Mejorar la utilización del recurso a través de una buena acción participativa, el compromiso entre la administración pública, privada y el ciudadano común, generan de forma directa una mejor relación con su entorno y por ende sus aportes se verán reflejados en el estilo y mejor calidad de vida de sus habitantes.
Sin dudas, es importante crear un marco que ponga en el mapa a las soluciones descentralizadas como una parte fundamental de la resolución a los desafíos del agua.
Director General de Grupo Rotoplas
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