4 de agosto 2019 - 00:01

Apúrese, que el tren se va

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Pexels.

Son las 8 de la mañana. Estoy frente al escritorio tomando el primer café del día y pienso: “Llevamos muchos años trabajando. Tuvimos algunos momentos buenos, otros complicados, pero siempre salimos adelante. Los procesos fluyen, hemos minimizado los posibles errores y nos sentimos cómodos en la situación que estamos” y concluyo “El negocio está consolidado, aunque el contexto no ayude. Vamos bien”.

Suena el teléfono y atiendo.

-Hola Maxi, soy Mikko Kosonen (exCIO de Nokia). Te llamo para ver cómo estás.

-¡Miko! Que alegría saber de vos. ¡Estoy muy bien!

Le cuento mi reflexión matutina.

Mikko me escuchó atentamente. Hablamos de nuestras familias y quedamos en vernos en cualquier momento. Antes de cortar el teléfono, me dice:

- Maxi, muchas compañías mueren no porque hagan las cosas mal, sino porque se mantienen en el tiempo haciendo las cosas que saben hacer bien.

Me dejó pensando aunque no me terminó de convencer. Estamos transitando el camino previsto, nos está yendo más o menos bien, hemos innovado algo en la forma de hacer nuestro negocio ¿por qué cambiar entonces?

Como si escuchara mis pensamientos, me manda un WhatsApp Wally Thorson, director de tecnología e inteligencia de mercado de Kinetica Ventures, que dice: Maxi, “se trata de negocios futuros, no de negocios actuales. La innovación la debés ver en un contexto más amplio de modelo de negocios”.

Necesito pensar y para ello preciso tomar mate. Mis eurekas se dan en situaciones extrañas, entre ellas cuando tomo algo caliente. Alguna vez leí por allí que es porque estimula las neuronas. No lo sé.

Recuerdo, con imprecisión, una cita del libro El Liderazgo es un Arte, de Max DePree, que leí hace muchos años. Busco el libro en la biblioteca y encuentro resaltada la cita que dice “no podemos convertirnos en lo que queremos ser sin cambiar lo que somos”. Sigo tomando mate.

Ya son las 9.15. Tengo una reunión con un cliente a las 10 horas a la que voy en tren, pues es más cómodo, económico y rápido. Busco los horarios y sale uno en 10 minutos. Estoy a tiempo.

Dejo el mate, me pongo la campera y me dirijo a la estación de tren. Sigo pensando en nuestra propuesta de valor actual y sonrío pues estamos bien. Podemos hacer ajustes, no lo niego. Pensaré con el equipo como mejorar los indicadores de gestión.

Me doy cuenta que transitar una situación cómoda es peligroso, nos ofrece un presente estable pero futuro muy incierto. Me inquieto.

Continúo caminando. Acelero el paso pues se hizo tarde y temo perder el tren. Me encuentro con un puesto de diarios y me corre algunas gotas frías por la espalda.

Recordé el informe que leí anoche sobre la compleja realidad que están transitando los medios de comunicación de todo el mundo y me doy cuenta que su situación no es ajena a ningún otro negocio, no es ajena al mío. No queda otra que detenernos a pensar en nuestro negocio de cara al futuro.

“La rápida aceleración de Internet en el móvil y los teléfonos inteligentes han revolucionado la entrega de noticias y han destruido los modelos de negocio de muchos periódicos en los últimos 20 años, lo que ha provocado una caída de los ingresos, despidos y adquisiciones”, dice el informe que realizó Guy Faulconbridge.

Es así como decido convocar, para mañana mismo, al equipo para ponemos a trabajar. Carne cultivada, autos eléctricos, vacunas personalizadas contra el cáncer, son algunas de las muchas realidades que están cambiando drásticamente y rápidamente nuestro mundo. Hay que adaptarse.

Escucho llegar al tren pero estoy aún a media cuadra. Corro para no perderlo. Mi negocio debe cambiar, ya siento la presión.

En eso escucho la voz de un señor que me dice: Apúrese, que el tren se va. No esta vez. Corro más rápido y subo al tren. Llegaré a horario a la reunión.

(*) Socio de HRC.

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