1 de septiembre 2024 - 00:00

Expatriados, el desafío de adaptarse y empezar de nuevo

Migrar es una decisión trascendental que requiere una cuidadosa planificación. La autora reflexiona sobre las causas que pueden llevar a una persona a dejar el país de origen y las sensaciones que puede experimentar al tomar esa decisión.

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La falta de oportunidades laborales o la búsqueda de desarrollo profesional son algunas de las razones que llevan a muchos argentinos en sentir que “Ezeiza pude ser la salida”.

Claro que hay otras personas que deciden migrar para acceder a un mercado laboral mas dinámico, mejorar la calidad de vida, encontrar un entorno mas seguro, acceder a mejores servicios de salud y educación para los hijos o, incluso, para tener una experiencia cultural emocionante

Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de pensar en radicarse en otro país es tener en claro qué se desea hacer y cómo se alcanzarán las metas. Muchas personas deciden migrar sin un plan concreto.

Pero, definitivamente, la única forma de alcanzar el sueño de un futuro mejor es atendiendo todas las variables que brindarán una vía segura para residir legalmente en el país a fin de establecerse y prosperar en su nuevo hogar.

Los expatriados pueden experimentar una amplia gama de emociones durante su tiempo en el extranjero que pueden variar dependiendo de varios factores, como la duración de la estadía, la adaptación cultural, el entorno laboral y las circunstancias personales.

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Muchos de ellos se sienten entusiasmados por la oportunidad de vivir en un lugar nuevo, experimentar una cultura diferente y enfrentar nuevos desafíos.

Pero es importante reconocer y gestionar todas las emociones que se sienten al momento de partir para facilitar una adaptación exitosa y una experiencia enriquecedora como expatriado

Algo habitual es sentir ansiedad, especialmente, al principio de la estadía en en una nueva ciudad pues hay que adaptarse a un nuevo entorno, idioma y estilo de vida.

Luego sobreviene la incertidumbre acerca de cómo serán recibidos y cómo se desenvolverán en su nuevo entorno.

Además, la separación de familiares y amigos puede llevar a sentimientos de soledad y aislamiento, especialmente durante los primeros meses.

Los expatriados pueden experimentar frustración al enfrentarse a barreras lingüísticas, diferencias culturales y desafíos en la adaptación a nuevas normas sociales y laborales.

La experiencia de shock cultural es común y puede manifestarse como confusión, irritabilidad, fatiga y dificultad para comprender y adaptarse a la nueva cultura.

Por eso, es necesario al momento de planificar una partida, no sólo pensar en los aspectos de logística sino también prepararse psicológicamente para este momento.

Licenciada en Psicología (MN 19648) y autora del libro “Desatar lo atado”.

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