La inteligencia artificial y la aplicación eficiente de nuevas tecnologías dejarán a buena parte de la clase media mundial fuera del mercado de trabajo. Infinidad de tareas, desde la abogacía hasta la ingeniería informática, pasarán a ser empleos del pasado.
Inteligencia artificial: la inevitable verdad que la política omite
La nueva revolución tecnológica cambia inexorablemente la manera en la que se producen bienes y servicios a nivel planetario, mientras la política ensaya discursos paternalistas para "regular" el vendaval en ciernes.
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inteligencia Artificial y elecciones. El actual entramado de poderes en la Argentina sugiere pesimismo ya que intentará encarar problemas del siglo XXI con estructuras diseñadas para las circunstancias del siglo XIX.
Empleos identificados con la clase media desaparecerán o se verán significativamente reducidos. Muchos de ellos son identitarios de este estrato social, como las profesiones liberales.
La nueva revolución tecnológica cambia inexorablemente la manera en la que se producen bienes y servicios a nivel planetario, mientras la política ensaya discursos paternalistas para “regular” el vendaval en ciernes.
En Europa las voces iracundas que piden protección contra la nueva tecnología se unen al coro mundial que levanta la consigna de volver al pasado, pero con el confort del futuro. En conclusión, los electorados que elijan creer las promesas de un “retorno al pasado” se condenan a la irrelevancia.
Entre tanto, la próxima revolución genera una serie de consecuencias.
La primera es que la mayoría de la población vivirá una transición laboral en la que recibir beneficios estatales será una necesidad. Y esta vez, estos pagos irán para sectores de la población que no conocen la asistencia.
Si bien esta nueva realidad de ayuda social masiva se podrá sostener gracias a niveles de productividad desconocidos hasta el momento, el shock y su consecuente ebullición deben ser atendidos.
Como coincidencia, el pasado reciente tiene un ejemplo para ilustrar las mejores prácticas ante una crisis planetaria que rompe la forma de vida de millones.
Los países más exitosos en el manejo de la pandemia de Covid fueron aquellos que dijeron la verdad y mantuvieron un canal abierto entre el liderazgo y sus ciudadanías.
Aquellos lugares donde los gobiernos reservaron información o recurrieron a métodos donde no se comunicó con la verdad vieron situaciones complejas, con violencia social y descontento masivo.
Por lo tanto, es tiempo que el liderazgo desde cada capital le hable a la ciudadanía sobre lo que viene. Es imperioso -e inevitable- repensar normas, planear recursos y estudiar las consecuencias sociales, culturales y educativas de una transición económica que dejará nuevos perdedores y nuevos ganadores.
La transición que viene impactará sobre los estratos medios de la sociedad, un sector generalmente menos expuesto a shocks de este tipo. Esto sugiere que las actuales herramientas sociales y políticas quedaron obsoletas.
Entre las líneas de análisis para pensar la crisis que viene, se debe mirar a los primeros países en compartir estas verdades. Serán las sociedades donde hay alta calidad institucional, respeto por la ciudadanía y una visión positiva de la tecnología y el progreso.
Casos como Luxemburgo, líder en exploración y explotación espacial; o Estonia, al frente de la innovación en el ciberespacio, pueden ser sociedades con dirigencias a la altura de las circunstancias. Aunque hasta el momento, no se atrevieron a explicar las cosas como son.
Para las sociedades que los sigan, queda observar, adaptar y copiar. Y para las economías que se resistan sólo habrá penurias.
El actual entramado de poderes en la Argentina sugiere pesimismo ya que intentará encarar problemas del siglo XXI con estructuras diseñadas para las circunstancias del siglo XIX.
Como agravante, ninguno de los precandidatos presidenciales siquiera tiene entre sus “talking points” la novedad económica más importante de los últimos 150 años.
Analista internacional y autor de Desilusionismo.
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