"Mantener dólar alto genera una industria ineficiente"
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Periodista: El gobierno firma acuerdos de precios mientras los economistas dicen que la causa de la inflación es más de 30% de suba anual de pesos en poder del público ¿quién tiene razón?
C.Z.: Es sugerir que el gobierno está implementando política de precio sostén del dólar y que parte de la inflación es por emisión destinada a financiar esa política. Pueden implementar políticas de precio sostén de un producto. Pero tendrán que comprar el excedente de oferta porque si no el precio cae hasta que se equilibran oferta y demanda. En el origen de los fondos que financian las compras radica el impacto inflacionario. Si provienen de impuestos explícitamente legislados (IVA, ganancias, retenciones), puede implementarse sin inflación. Si son insuficientes, el gobierno incurrirá en un déficitque financiará un impuesto no legislado explícitamente: inflación.
P.: ¿Puede aumentar más el superávit fiscal?
C.Z.: Implicaría llevarlo a 5% o 6% del PBI. Es improbable que se pueda generar esa magnitud que ni el FMI se hubiese atrevido a exigir. Se puede inferir, por lo tanto, que en el futuro existirá la tentación de financiar con emisión inflacionaria las compras de dólares necesarias para sostener en términos reales el precio de esa divisa en los niveles actuales.
P.: ¿Por qué el gobierno decidió utilizar este mecanismo?
C.Z.: Los gobiernos implementan políticas de precio sostén para favorecer a los sectores productores o proveedores del bien cuyo precio se quiere mantener por arriba del de equilibrio. Una razón sería, por ejemplo, proteger al sector industrial ineficiente que no puede competir con las importaciones, pero que genera empleo. Si se deja caer el precio del dólar, bajaría el nivel de protección sobre sectores sustitutivos de importaciones, con el consiguiente impacto sobre su nivel de actividad y los indicadores de crecimiento, que empezarían a ser bastante más modestos que los actuales.
P.: ¿La sustitución de importaciones hasta cuándo puede extenderse?
C.Z.: Todo esto parece ser el espíritu animado por el viejo y remanido argumento de la industria naciente. La idea sería que el sector industrial en su etapa de despegue necesita de protección estatal. Pero a medida que se consolida, la industria doméstica se convierte en un sector dinámico y eficiente con capacidad de competir en el exterior. El problema con esta interpretación es que debería estar asociada a una dinámica inversora que hoy brilla por su ausencia.
P.: ¿Quiere decir que el mantenimiento del dólar tampoco contribuye con la industria?
C.Z.: El problema de toda política de precio sostén es que los productores con sus ventas garantizadas por las compras del gobierno no tienen incentivo a mejorar la productividad ni a invertir. El peligro es que lejos de alentar el surgimiento de una industria pujante, perpetúa una anquilosada e ineficiente, que prospera sólo por el arancel implícito en una política de dólar alto, le garantiza un mercado doméstico cautivo, expuesto a prácticas oligopólicas.
P.: ¿Cómo ven al país los inversores extranjeros?
C.Z.: La inversión como porcentaje del producto estuvo en el orden de 19% anual. Está por debajo de lo observado en los '90, que ya de por sí fueron insuficientes para que el país recuperara las posiciones que venía perdiendo entre las naciones desde hace varias décadas. Ellos no entienden muy bien por qué los casi u$s 3.000 millones de superávit fiscal global se destinan a financiar acumulación de reservas (tal vez para sostener un dólar caro) en vez de a pagar lo que se le debe a los tenedores de bonos que todavía se sienten estafados o al menos a bajar la presión tributaria que desalienta las inversiones en los sectores no beneficiados por la política cambiaria. Si a esto se le agregan medidas que sugieren retorno a los controles de precios del pasado, el panorama es demasiado confuso como para atraer inversiones de la magnitud necesaria.
Entrevista de Florencia Lendoiro
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