23 de enero 2007 - 00:00

Salarios: subas ponen en juego la estabilidad

Los pedidos sindicales de aumentos de salarios de 20 o 30% generan un impacto directo sobre los precios que claramente pueden distorsionar la economía real. En rigor, ninguna empresa puede resistir en la Argentina semejantes ajustes sin variación en los costos, y en un sector de la economía, no hay posibilidades, inclusive, ni siquiera que se aplique el nivel de la inflación proyectada de 7,4%.

Dentro del mapa de los precios, tenemos los que están controlados, y otros que han evolucionado conforme a los costos, al equilibrio que requieren las empresas en su presupuesto y balance, y sobre todo, al incremento de las materias primas y en los insumos y servicios externos. En este plano es fundamental tener en cuenta los efectos en las remuneraciones en función de los reclamos gremiales empresa por empresa, que opera como segundo round después de la negociación macro por actividad.

  • Comparación

  • Si comparamos los aumentos salariales firmados por las cámaras empresarias con los efectos de dichos incrementos en el costo laboral total de cada empresa, se aprecia que el porcentaje firmado por la cámara es considerablemente inferior al que se aplicó en cada empresa. En términos generales, las cámaras sólo aumentaron las retribuciones en torno a 19%, con efectos promedio de 15/16% en la banda superior y 11/12% en la banda inferior. Los ajustes en las empresas tuvieron un piso de 20/22%, y a la vez aumentó la masa salarial en 26% y el costo laboral total en torno de 29%. El efecto incremental se genera en el proceso de adaptación de cada aumento en relación con otros tres parámetros. Las empresas desarrollan su propia política salarial en base a esquemas de evaluación por desempeño y salarios variables, que no quieren resignar para evitar que se iguale a trabajadores que registren distintos niveles de productividad. Al generarse aumentos generales, las retribuciones diferenciales por desempeño mantienen su vigencia, ya que si así no fuera, se estarían castigando a los trabajadores de mejor productividad y desempeño. En rigor, la negociación propiciada por los gremios líderes trata de igualar las retribuciones tomando como pauta la mejor pagada en cada empresa, y el efecto que logran es el de neutralizar la retribución variable por desempeño. En segundo lugar, se toma como referencia los salarios que ofrece el mercado laboral y a los niveles salariales de empresas competidoras o comparables que impida la erosión en la propia estructura con migraciones a otras empresas por mejoras en el valor absoluto del ingreso. En otras palabras, el personal calificado desocupado ya no existe en el mercado de trabajo, y por ende las empresas buscan talentos entre los que están trabajando. Si no se preservan los valores de la media del mercado, la migración puede ser una catástrofe. Es más, la única oferta existente hoy es la de los jóvenes profesionales de nivel terciario o universitario, y algunos niveles de técnicos provenientes del nivel secundario.

    El tercer factor se relaciona con la resistencia a los conflictos colectivos y las pérdidas que generan. En efecto, los reclamos de mejoras salariales suelen estar vinculados a distintas formas de conflicto, como son primero las asambleas o «estado de sesión permanente», los paros parciales de una o dos horas por turno, los paros por turnos completos, y los de tiempo indeterminado. Es frecuente que las pérdidas de un conflicto sean mayores que el reclamo salarial que pretende el gremio, y es en función de ello, que a menudo se cede, para evitarlas, sin visualizar en perspectiva, las distorsiones que produce un fuerte ajuste del salario en la base de la pirámide de cada compañía. A estos factores hay que adicionarles otros temas que impactan directamente sobre el costo laboral. Entre ellos debemos destacar en primer término la crisis de los servicios tercerizados, que en muchos casos no son mejores, ni más eficientes y ni más económicos.

    Al contrario, la responsabilidad legal ha sido extendida por el «Plenario Ramírez» a todos los empleadores que formen la cadena de contratación en forma irrestricta. En segundo término, tenemos el fuerte incremento de las contingencias laborales, tanto en lo que hace a temas provisionales o fiscales, como al aumento de la cantidad y del monto de las demandas entabladas en sede laboral. Por último, la actualización de los convenios colectivos produjo importantes distorsiones ya sea por el ajuste de sus adicionales como por el « efecto cascada» que generan sobre los adicionales previstos en el contrato individual de trabajo. En este plano hay que sumar los reclamos sindicales por los ajustes de los adicionales, tanto convencionales como contractuales, como por la recategorización de los trabajadores en orden a su función, o la reformulación de la estructura salarial en función de las diferencias porcentuales que existen dentro de la pirámide funcional y de compensaciones totales.

    En síntesis, los salarios se ajustan en tres turnos de negociación: el primero es macro a nivel de la actividad, el segundo se produce dentro de cada empresa, y el último es el individual, cuando la persona cuenta con otras opciones en el mercado.

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