El software argentino se convirtió en un verdadero motor del desarrollo económico. No solo crece en facturación, empleo y exportaciones: es la infraestructura invisible que permite que casi todas las actividades productivas, desde el agro y la salud hasta el comercio y la administración pública, se renueven y crezcan.
Software argentino: el motor silencioso que impulsa empleo y exportaciones
Invertir en programación es invertir en el futuro, el desafío es sostener este impulso con más formación, innovación e inclusión.
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Según datos compartidos por el Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos (OPSSI) de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI).
Entre ellas, el sector financiero -bancos, fintech y plataformas de pago- encabeza la demanda, concentrando el 19,4 % del mercado. Esa capilaridad explica por qué, cuando la economía muestra vaivenes, esta industria sigue trazando una curva ascendente.
Porcentajes y el futuro del software en Argentina
En 2024, por ejemplo, superó los u$s22.221 millones de facturación, un 13,1% más que el año anterior, y marcó más de 158.000 empleos registrados, un aumento del 64% en la última década. Queda claro entonces que el software es una plataforma que potencia la competitividad nacional.
La consolidación no significa quietud. La participación femenina ya llega al 35,4%, casi diez puntos más que en 2018. En paralelo, la rotación laboral se redujo a la mitad en tres años y la deserción efectiva cayó al 12%. Este tipo de estabilidad habla de compañías que aprendieron que retener talento no depende solo de salarios -que se duplicaron en un año con una mejora real del 8% en poder adquisitivo- sino de una cultura que valora la formación continua, la flexibilidad y la calidad del entorno de trabajo.
La flexibilidad laboral es otro indicador de madurez: más de la mitad de las empresas sostienen esquemas remotos o mixtos, y la mayoría no planea cambios drásticos. La discusión ya no es presencialidad sí o no, sino cómo equilibrar productividad, bienestar y pertenencia. Esa capacidad de adaptación es la que le permite a la industria seguir atrayendo profesionales en un mercado global cada vez más competitivo.
Para lo que resta del año el optimismo se mantiene: las compañías planean incorporar personal, aumentar ventas y el 63% confía en crecer en exportaciones.
Todos estos datos compartidos por el Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos (OPSSI) de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), reafirman que el software local es hoy un motor de innovación y competitividad. No solo aporta divisas y empleo de calidad, sino que además contribuye a transformar digitalmente a todas las industrias del país.
Que una actividad basada en talento y conocimiento se haya convertido en uno de los pilares de la economía es una señal de hacia dónde podemos orientar el desarrollo argentino. Invertir en software es invertir en el futuro: una economía más pujante, diversificada y capaz de competir en el mundo. El desafío es claro: sostener este impulso con más formación, innovación e inclusión. La oportunidad está a la vista.
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