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Fue el día de las entrevistas con empresarios. Ayer Néstor y Cristina Kirchner
se reunieron no sólo con Bill Clinton, sino también con Rupert Murdoch,
uno de los empresarios más poderosos del mundo en el negocio de la comunicación.
Se interesó el anfitrión en que le hiciera Kirchner un panorama de la situación en América latina y le describió las dificultades de su gestión y los conflictos institucionales en Bolivia, Venezuela, Ecuador. La charla derivó a la sucesión de fracasos de gobiernos anteriores. «Si yo fuera un minero boliviano con mis hijos muriéndose de hambre, yo hubiera votado a Evo Morales».
El final fue con gentilezas: Clinton bromeó sobre las esposas candidatas. «La gente se pregunta qué vamos a hacer nosotros cuando dejemos de ser presidentes», dijo Clinton. «Busquemos una solución común, que sean primero presidentas», responde Kirchner. Clinton, que nunca deja de sonreír (además se iba a encontrar en instantes con la Jolie) levantó las manos: «Pero, ojo, yo siempre hago lo que diga Hillary».
De ahí corriendo los Kirchner de vuelta al Four Seasons, en donde a las 6 PM los visitaba Murdoch, que no sólo es uno de los editores más poderosos del mundo (la News Corp. tiene negocios en todo el mundo, desde el «Times», a la Fox, en TV, diarios, revistas, libros, cine, etc.) sino un abanderado del conservadorismo internacional. No lo buscaron los Kirchner sino que fue al revés, el grupo Fox pidió una entrevista que se replicó con la afirmativa: «Que venga Murdoch». Y Murdoch, que no trepida en nada (es un australiano que se hizo inglés y después americano para ir construyendo su imperio) entró al hotel, en persona.
El empresario sabe de la Argentina porque tiene un brazo en cine y en TV a través de la Fox pero uno de los directivos del board de la News Corp. es el ex primer ministro de España, José María Aznar.
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