25 de enero 2005 - 00:00

Absurdo del día: sólo 40 horas trabajar por semana pide la CGT

Susana Rueda
Susana Rueda
La CGT tiene en carpeta una propuesta que agitará la agenda de la negociación con el gobierno y los empresarios: un proyecto para reducir las horas trabajadas de las 48 por semana que fija la ley a no más de 40, sin baja de sueldos como un recurso para generar nuevas vacantes de empleo.

Ese reclamo figuró en el fárrago de cuestiones que llevó al Consejo del Salario en 2004, pero la CGT prevé insistir con más fuerza este año, según aseguraron a Ambito Financiero Susana Rueda y Juan Manuel Palacios, integrante de la cúpula y vocero de la central obrera, respectivamente.

Dos datos relevantes a nivel regional animan a la CGT a empujar el debate. En Brasil, donde desde hace años rige una jornada de 44 horas, la Central Unica de Trabajadores (CUT), que agrupa a 18 millones de trabajadores, presiona a Lula da Silva para que decrete un tope de 40 horas por semana.

En paralelo, a partir del 1 de enero último, Chile bajó de 48 a 45 la jornada ordinaria. En setiembre pasado, a través de la Dirección de Trabajo, el gobierno de Ricardo Lagos fijó la reforma que no implica reducción de los salarios.

• Tendencia

El caso chileno es el espejo en que intenta mirarse la CGT: lograr una rebaja en las horas trabajadas, pero sin que eso implique la depreciación de los sueldos.

«Hay una tendencia en la región hacia la reducción de la jornada de trabajo, y la Argentina no puede quedar atrás en este debate»,
propone Rueda, que lo toma casi como una cruzada personal, y cita los casos de Chile y Brasil.

Palacios coincide. Plantea que el objetivo es lograr un dictamen a favor en la Comisión de Empleo del Consejo del Salario donde deben enfrentar la negativa del sector empresarial. Por eso, el líder de UTA apuesta a una intervención de
Néstor Kirchner. «Para que se avance es necesario una decisión política», dice.

Palacios, en paralelo, remiteal caso de los subtes porteños. En abril pasado, la empresa Metrovías adaptó un régimen de 6 horas. El reclamo inicial fue para quienes cumplían «tareas insalubres» -choferes y obreros de talleres subterráneos-, pero luego se extendió a todo el personal.

En la CGT colectan datos para fortalecer su postura.

Citan el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que marca que los argentinos trabajan unas 2.100 horas anuales, mientras en Chile y Brasil el promedio no supera las 1.900 horas. Hacen, además, sus propios cálculos. Rueda asegura que, en promedio,
los empleados argentinos cumplen entre «54 o 60 horas semanales». Palacios, a su vez, hace referencia a una media diaria: «10 horas por día», dice pero menciona casos de 14 horas por día y sin francos.

• Maratones

«Son casos -puntualiza el secretario de Prensa de la CGT-de trabajos eventuales, como ahora está ocurriendo en la costa atlántica y en las zonas turísticas.» Se trata, señala, de verdaderas maratones laborales.

Estimaciones al margen, en la CGT hay unicidad de criterio sobre la utilidad para bajar la desocupación que según el INDEC es de 13,2%. Y dan como ejemplo que, con menos desempleo, en Chile (8,6% a noviembre) y Brasil (10,5 a noviembre), se avanza con la propuesta.

A simple vista, según el libreto de la CGT, es sencilla: al reducir la jornada salarial y el tope de horas extras, las empresas deberían tomar nuevos empleados, hasta ahora desocupados, que ingresarían al circuito del trabajo y al mercado del consumo.

Rueda es quien propone una cifra redonda: 40 horas, con lo que la Argentina quedaría en los niveles de la Unión Europea. Palacios es menos específico: sugiere que se discuta por rubro y por actividad.

Pero el planteo del triunvirato que comparten
Hugo Moyano, José Luis Lingieri y Rueda no es aislado: figura como una escalada a los pedidos de aumento salarial -que volverán a llevarle esta semana al gobierno-y contra el empleo en negro que, según sus estimaciones, trepa a 50%.

De hecho, el pedido inicial apunta a que se haga respetar el límite de 48 horas semanales y se fije un límite a las horas extras. Más allá de los matices, la CGT ya definió un nuevo eje de discusión -muy espinoso-para sentarse en la mesa de negociación con el sector empresarial y con el gobierno.

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