Pese al acuerdo firmado entre Mauricio Macri y Karina Milei en territorio porteño, la tranquilidad en la Legislatura no está asegurada para el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, ni mucho menos. A diferencia del "reaseguro" que firmaron hasta 2027 ambos jefes en el Congreso nacional, en el ámbito local no hay garantías para el Ejecutivo de que el bloque libertario acompañe las iniciativas, aunque esperan una desescalada transitoria en el recinto.
Acuerdo PRO-LLA en Ciudad: persisten dudas sobre cómo se reflejará en la Legislatura porteña
La alianza firmada entre el macrismo y los libertarios para octubre no se replicará a nivel local sino en el ámbito nacional. En el Gobierno porteño esperan un "alto el fuego", pero en los papeles nada está garantizado.
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Luego de idas y vueltas que incluyeron ofertas, contraofertas y hasta versiones de un posible rearmado de Juntos por el Cambio, el expresidente y titular del PRO nacional optó por "fundir" al partido porteño dentro de la boleta libertaria, en su histórico bastión, para evitar otra dura derrota. Pero las condiciones leoninas impuestas por los hermanos Milei, reflejo de los resultados de las elecciones porteñas de mayo, no le garantizan al partido un relajamiento violeta como críticos de la gestión local.
Además de resignar lugares en las listas nacionales y de otorgarle poder de veto a Karina para restringir la elección de nombres, el acuerdo sellado y formalizado el jueves pasado ante la Justicia Electoral hace especial hincapié en un "compromiso innegociable" entre ambos espacios en el ámbito del Congreso nacional hasta el final del mandato del jefe de Estado libertario. La zona gris en el entendimiento pasa por las relaciones a nivel local.
La reciprocidad acordada en Nación, donde el PRO pondrá dos nombres "entrables" en diputados y le garantizará a Milei el apoyo a sus proyectos, presuntamente hasta el final de su mandato, no redundará en un esquema de colaboración similar en la Legislatura porteña, según supo Ámbito. En el entorno libertario afirman que entre las condiciones que se firmaron la semana pasada no se puso sobre la mesa un pedido de acompañar al jefe de Gobierno en el recinto local.
En despachos amarillos esperan que el acuerdo a nivel nacional redunde al menos en un enfriamiento de las tensiones que hasta ahora cruzaron a ambos espacios. Sin embargo, consideran que el "alto el fuego" sería apenas por el tiempo que dure la campaña, momento en el que, de por sí, la Legislatura porteña no sesiona. “Por tres meses no vamos a tener cortocircuitos, pero después del 26 de octubre puede pasar cualquier cosa", afirman. Posteriormente, deberán tratar el Presupuesto en el recinto.
Así las cosas, el acuerdo firmado por el expresidente no le garantizará a su primo, el alcalde, un "seguro de gobernabilidad" como el que le rubricó al Presidente y a su hermana. Pasado el tiempo electoral, sin "tregua" mediante, el oficialismo porteño tendrá un panorama desafiante por delante, con presiones a dos aguas del peronismo y LLA.
Presupuesto, Servicio Penitenciario y Código Fiscal, en el horizonte de la Legislatura porteña
El primer obstáculo que deberá sortear será la aprobación del nuevo Presupuesto, el cual aún está en etapa de redacción. También le seguirá el tratamiento de eventuales proyectos como la creación del Servicio Penitenciario propio, la ley de Ejecución de penas y los cambios en el Código Fiscal.
Luego, a partir de diciembre, la desventaja en cuanto a bancas que viene sufriendo el PRO en las sesiones ordinarias se incrementará por la llegada al recinto de nuevos representantes del peronismo y de los libertarios: el bloque de UP pasará a tener 20 legisladores, mientras que la bancada violeta pasará a tener 13 curules y los amarillos, diez.
Ante ese escenario, en paralelo al apoyo que los diputados macristas le brindarán en el Congreso nacional a sus pares violetas, la agenda del mandatario porteño transitará por caminos inciertos en la Legislatura. Sin números propios, deberá resistir a las presiones del peronismo y las exigencias que le demanden los libertarios, desde donde se espera que insistan con la implementación de más recortes sobre las arcas de la Ciudad, tanto a nivel de las estructuras en el Ejecutivo como de programas y organismos autárquicos.
En ese ámbito, la voz cantante la lleva Pilar Ramírez, presidenta del bloque de LLA y alfil de Karina Milei en territorio de CABA. Fue precisamente quien se sentó a la mesa de negociación con representantes del macrismo y logró determinar las bases del acuerdo al que le estampó la firma Mauricio Macri.
Aún con sus desventajas, la no formalización de un acuerdo a nivel de la Legislatura porteña le dejará abiertas las puertas al oficialismo para seguir trabajando con opositores dialoguistas, entre los que se encuentran la Unión Cívica Radical (UCR), desde donde dejaron en claro que no comparten ni las formas ni el plan económico del partido de Milei. Lo mismo ocurre con la Coalición Cívica, que al menos hasta diciembre estará dentro del interbloque Vamos por Más.
Recientemente, con el objetivo de crear una alternativa al acuerdo LLA-PRO, el partido fundado por Elisa Carrió formalizó una alianza electoral auspiciada por el larretismo con sectores de centro como Confianza Pública, de Graciela Ocaña, el Movimiento de Integración y Desarrollo, que a nivel nacional se referencia en Oscar Zago, y Transformación, de Eugenio Casielles, para ir juntos en los comicios de octubre.
Por lo pronto, el nuevo frente funcionará en el marco de la estrategia nacional de los partidos, aunque no descartan ir por ese camino a futuro. Actualmente Ocaña comparte un interbloque con el partido de Horacio Rodríguez Larreta, quien aspira a reconstruir su carrera política con el objetivo de regresar a la jefatura de Gobierno en 2027. En el camino, la ampliación es una opción, pero mientras tanto también lo es la negociación con el oficialismo en pos de avanzar con proyectos de interés mutuo. Lejos de la mayoría propia de otros tiempos, el consenso será la guía del PRO más que nunca.
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