Aplastante triunfo de Macri
Poco después de las 22.30 se confirmó el triunfo de Mauricio Macri en la segunda vuelta electoral por 60,97% de los votos contra 39,03 de Daniel Filmus. El postulante del PRO había ganado en primera vuelta hace tres semanas por un resultado a todas luces irreversible. Se instaura así un cambio político sustancial en el segundo distrito del país en cantidad de votos y contradice la tendencia general de la política desde comienzos de esta década. Macri celebró con euforia el triunfo, hasta bailó y se hizo llevar en andas, como un ganador del fútbol. Se entiende, aunque para algunos fuera un exceso, porque aumentó las adhesiones y ganó en todos los barrios. Conservó la mayoría en barrios pobres y mejoró en el Socorro, donde Telerman le había sacado votos. Curioso, le fue menos bien en la parroquia de Aníbal Ibarra, aunque ganó ampliamente. Se espera para esta semana una reunión entre el Presidente y Macri, quien después se tomará unas vacaciones por una semana fuera del país. También Jorge Telerman le pedirá ayuda para terminar sin sobresaltos su gestión.
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Eufórico, Mauricio Macri celebra ayer el triunfo en su búnker de La Boca
junto a Gabriela Michetti.
Los kirchneristas creían ayer que no había sido el voto antioficialista el que otorgó el sillón porteño a Macri, sino que en parte el fracaso de Filmus obedecía a una mala tarea de campaña en un sector clave del padrón de la Capital Federal: la tercera edad. Ese dato lo distribuían con la asistencia a las urnas por la mañana, que en principio fue llamativamente baja, producto, tal vez, del frío. Pero, en esas mediciones matinales, cuando se considera que acuden los mayores de 60 años, Macri vencía en los boca de urna por más de 70%. Le regalaba el oficialismo esa victoria al peronista macrista Santiago de Estrada, un militante de jubilados que tiene Macri entre sus aliados del peronismo y que será también clave en la transición, por su cargo de titular de la Legislatura porteña.
Para Macri, además, la victoria le confirma que una diferencia como la que tuvo en la primera elección no podría darse vuelta en el ballottage, como le sucedió con Aníbal Ibarra en 2003, como la distancia con ese ex mandatario que resultó perdedor y lo venció en el ballottage.
Se quitó entonces ese fantasma que lo hizo pensar en cambiar la Constitución porteña para transformar la segundavuelta al estilo de la nacional y no requerirse de más de 50% para consagrarse en la primera instancia. Ahora Macri debe romper otro sino: completar un mandato de cuatro años, que por situaciones diferentes ningún jefe de Gobierno de los cuatro que han pasado pudo hacer.
Macri vence un período en el que se sucedieron gobiernos de la extinta Alianza a partir de la autonomía de la Ciudad que impuso la elección del intendente por el voto: Fernando de la Rúa (completó Enrique Olivera); Aníbal Ibarra; Aníbal Ibarra (completa Jorge Telerman).
No será, en cambio, el primer Gobierno porteño de signo contrario al nacional: De la Rúa gobernó con Carlos Menem en la presidencia. A su vez, la buena votación inicial lo deja con mayoría en la Legislatura, 28 bancas sobre 60, con la posibilidad de sumar aliados nuevos que le concedan la mayoría de 31 para imponer leyes.
«Tenemos que demostrar que sabemos gestionar», dijo Macri, cuando decidió que correría la competencia distrital y no la nacional en octubre. Ayer comenzó a dar pautas de lo que pretende de esa gestión (ver nota aparte) y reclamará hoy una entrevista con el Presidente. Se propone, entre otros proyectos, conseguir una Policía propia para la Ciudad y la competencia en temas que le niega hoy la llamada ley Cafiero.
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