26 de octubre 2001 - 00:00

Bush aplica ya dura ley contra los terroristas

Washington y Bruselas (EFE, AFP, DPA) - Dispuesto a intensificar su ofensiva contra el terrorismo dentro del país, el gobierno de George W. Bush anunció que usará «de forma inmediata» los amplios poderes que le otorga la nueva ley antiterrorista, aprobada ayer por el Senado.

El nuevo impulso a la legislación contra el terrorismo que reclamaba Bush tuvo su contracara en la advertencia de la Unión Europea de que no extraditará a los Estados Unidos a los terroristas que capture en relación con los atentados del 11 de setiembre, ya que en ese país sigue vigente la pena de muerte. «Se trata de una cuestión de principios. No habrá extradiciones si éstas conllevan la aplicación de la pena de muerte», advirtió Gunnar Wiegand, portavoz de la Comisión Europea.

La legislación sancionada en Washington otorga a la policía mayores atribuciones para la intervención de líneas telefónicas, el seguimiento de conversaciones y comunicaciones por Internet y los allanamientos secretos en los domicilios de sospechosos.

La ley abre «una nueva era en la lucha contra el terrorismo», declaró el fiscal general, John Ashcroft. Bush firmará hoy mismo la ley que también le permitirá flexibilizar los requisitos para realizar escuchas telefónicas y utilizar las nuevas tecnologías para que los organismos de inteligencia puedan hacer un seguimiento más eficaz de las personas sospechosas.

«En el momento en que la ley sea efectiva, instruiré a las 94 oficinas de fiscales federales y a las 56 oficinas de campo del FBI para que apliquen de forma inmediata esta amplia legislación», dijo Ashcroft.

El fiscal general añadió que también se van a aplicar de forma estricta las leyes de inmigración y cualquier arma legal al alcance del gobierno. «Si alguien permanece en los Estados Unidos más tiempo del que marcan sus visados, lo arrestaremos; si alguien viola una norma local, lo arrestaremos», avisó.

La norma también dispone un mayor intercambio de información entre el FBI, dependiente del Departamento de Justicia, y los servicios de Inteligencia, como la CIA.

La ley antiterrorista fue aprobada en el Senado por una abrumadora mayoría de 98 votos a favor y sólo uno en contra, el del demócrata
Russ Feingold, quien consideró que el texto «no tiene un justo equilibrio entre el aumento de poderes para las autoridades y la protección de los derechos fundamentales».

A pesar de las importantes atribuciones que concede, la ley fue suavizada respecto a su propuesta inicial, sobre todo porque tiene sólo una validez de cinco años, mientras que Bush quería que fuera permanente. Junto con esa ley, el Senado también aprobó una nueva medida para reforzar las normas de lavado de dinero relacionado con el terrorismo, el narcotráfico y la delincuencia organizada. La nueva norma prohíbe a los bancos la realización de algunas operaciones con bancos «fantasma» extranjeros y los obliga a mantener más control de las cuentas de residentes en el exterior.

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