23 de septiembre 2021 - 00:00

CGT alivia la interna ante avance del debate por flexibilidad laboral

El Comité Confederal que se reunió ayer juntó bajo el mismo techo a los "gordos" con el sector que responde a Hugo Moyano.

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La CGT logró reunir ayer a todos sus sectores internos, incluso los más distanciados de la actual conducción, para dar una muestra de fortaleza frente a la agenda de flexibilización laboral planteada por la oposición y de posible unidad para el congreso de renovación de autoridades del 11 de noviembre. Lo hizo en el encuentro de su Comité Central Confederal, un órgano clave de su vida institucional, que juntó a los actuales líderes, Héctor Daer y Carlos Acuña, con los dirigentes alineados con Hugo Moyano.

El acto se resumió en advertir que el sindicalismo peronista no admitirá cambios en las leyes laborales como las que impulsa Juntos por el Cambio con la reformulación de las indemnizaciones, entre otros puntos, y en lanzar un llamamiento a la unidad gremial y política para revertir el resultado adverso en las elecciones para el Frente de Todos. Fue una manera de pivotear sobre los consensos internos y diferir la discusión interna para una fecha más próxima al congreso, con espacio para negociaciones más reservadas.

Hasta entonces cada sector buscará sumar volumen propio. Los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes” de buen diálogo con todos los gobiernos, para renovarle el mandato a Daer, y el de Moyano para encumbrar a uno de los propios sin competencia. El camionero, de hecho, reunió esta semana una veintena de sindicatos del transporte para intentar un zarpazo en la central gremial que reúne a estas organizaciones (CATT) y mostrarse a la ofensiva también respecto de CGT, y avanzará con un acuerdo estratégico con el gremio de rurales (Uatre), uno de los de mayor número de afiliados.

Por lo demás, ayer cada espacio se declaró ganador de la pulseada todavía silenciosa. Daer presidió el Confederal sin objeciones pese a tener en la primera fila a Pablo Moyano junto a media docena de gremialistas de su confianza, y recibió el apoyo de dirigentes clave como el metalúrgico Antonio Caló (UOM) y hasta del piloto Pablo Biró, hasta no hace mucho un crítico de la actual conducción.

Celebración

También habló ayer el bancario Sergio Palazzo, quien en el último congreso de 2016 había dado un portazo para permanecer fuera del Consejo Directivo y fundar su propia línea, la Corriente Federal de Trabajadores, y tampoco planteó mayores cuestionamientos internos. En esta ocasión, a su condición de gremialista Palazzo le suma la de candidato a diputado nacional por el Frente de Todos con el respaldo explicitado por la CGT, pese a no integrar la “mesa chica” de las decisiones y estar alineado con Cristina de Kirchner.

El espacio de Moyano también pudo celebrar. Fue cuando se trató el punto número dos de la agenda que implicaba un pronunciamiento del Confederal sobre el diferendo por la representación de afiliados en las estaciones de servicio de las rutas argentinas entre el gremio de garagistas, que preside Acuña, y el de los mecánicos de Smata, de Ricardo Pignanelli. Lo que pudo ser una confrontación de grandes dimensiones como alguna vez fue habitual en la CGT se zanjó con una negociación previa que evitó un pronunciamiento y postergó para otra cumbre sindical el dictamen interno. En esa gestión participó el actual ministro de Agricultura, Julián Domínguez, hasta hace una semana asesor externo de los gremios industriales en general y del Smata en particular.

Fue una suerte de triunfo del sector de Moyano porque allí abreva Mario Manrique, número dos de Pignanelli, y la discusión estaba precedida por un dictamen del comité arbitral de la CGT adverso a Smata. En teoría ayer debió ser un trámite que el Confederal validara esa resolución y le allanara el camino a la Justicia para dar su veredicto final pero la jefatura de la central obrera prefirió congelar ese debate para más adelante como gesto de distensión entre espacios.

La reunión de ayer se hizo a puertas cerradas en el salón Felipe Vallesa del edificio de Azopardo 802 con un estricto derecho de admisión. Esa condición tenía como sostén las limitaciones de la pandemia pero también apuntaba a evitar un desembarco de los leales a Moyano como era norma en años anteriores, y limitarlo al número formal de participantes que debía acreditar cada organización. Antes y durante el debate había habido reclamos de colectivos de mujeres sindicalistas, nucleadas en la Corriente Federal, para garantizar que el futuro congreso cumpliera la ley de cupo femenino vigente desde 2002. Ayer los docentes privados de Sadop lanzaron un comunicado sobre ese planteo bajo el título “No hay justicia social sin igualdad”.

En tanto, el documento emitido al final de las deliberaciones llama a los sindicatos que integran la CGT a “realizar los máximos esfuerzos para alcanzar la unidad en una nueva conducción que pueda sintetizar el pensamiento de todas las expresiones internas” y destaca esa necesidad “en momentos en los que los indicadores sociales demandan la máxima atención” sobre los problemas de los trabajadores.

Los párrafos más destacados, sin embargo, apuntan a los planteos de flexibilización laboral que se colaron en la campaña electoral. “Los adversarios de los trabajadores nunca descansan: cuando alcanzan el gobierno por la fuerza o por los votos, siempre buscan atomizar el sodelo sindical, fragmentar la negociación colectiva y desfinanciar a la seguridad social. Hoy, agazapados en la oposición, no dudan en proponerle a los ciudadanos una reforma laboral, la eliminación de la indemnización por despido y la negociación individual de condiciones laborales. Han perdido la vergüenza y los temores al repudio social”, señala el texto.

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