22 de abril 2003 - 00:00

"Cobardes", les gritó un asesor

Cobardes, les gritó un asesor
El duhaldismo del conurbano se comprometió igual ayer en esa reunión a movilizar 40 mil personas para el cierre de campaña de Kirchner-Scioli en La Matanza. «El jueves vamos a contar con 2 mil micros», se juramentaron los principales caciques de la 1 a y la 3 a secciones electorales, durante una cumbre en el subsuelo del hotel.

Después de analizar distintos escenarios para el acto -alguien propuso hacerlo en Ciudad Evita y Eduardo Camaño deslizó dudas sobre la seguridad del mitin-, el intendente de esa comuna, Alberto Balestrini, confirmó que «el lugar más adecuado es el Mercado Central».

A la mayoría -desde Manuel Quindimil hasta Sergio «Chino» Villordo (candidato de los «Jóvenes CH» en Quilmes), pasando por Baldomero «Cacho» Alvarez de Oliveira (Avellaneda) y el director ejecutivo de la ANSeS Sergio Massa-, les pareció una buena idea.

«Ahí hay espacio suficiente para estacionar micros y no ocasionar problemas de circulación»,
agregó Balestrini.

Nadie reparó en que ese predio ha sido un feudo histórico del pierrismo, alineado detrás de Carlos Menem. «Tiene que ser todo muy organizado para que, después, no nos puteen», reclamó el metalúrgico Hugo Curto, sin demasiada diplomacia.

Felipe Solá
, que encabezó la cita, hizo previsibles arengas en favor de la unidad del PJ de Buenos Aires. Con ánimo conciliador y para soslayar malos entendidos, ofreció abstenerse de usar el micrófono en La Matanza. «Si les parece, yo no hablo y que sólo den discursos Alberto y los integrantes de la fórmula», convidó al corriente de que su extenso discurso en River Plate había irritado a Kirchner.

Mucho más molestó a colaboradores del santacruceño que el gobernador hubiera ironizado sobre «los candidatos que vienen de provincias que cobran regalías y que pueden utilizar un avión propio para hacer campaña por el interior». Aunque desmintió cualquier alusión tácita al patagónico, todos entendieron que Solá estaba enviando un mensaje.

Con la autoexclusión del mandatario bonaerense, resultó muy sencillo armar el programa. A las 20, abrirá
Balestrini con unas palabras de bienvenido a los animadores de la dupla del Frente por la Victoria. A continuación, hablará Scioli y, a las 20.30, está previsto el speech de Kirchner.

Pampuro
, que participó de la cita casi en silencio, se sonrojó cuando Solá perdió la compostura y se molestó por la presencia de cronistas en el lobby del hotel. «¿Se puede saber quién les avisó a los periodistas?», sobreactuó el enojo, mientras los presentes observaban al secretario general de la Presidencia.

Después de que
Baldomero Alvarez de Oliveira repartió unos folletos de campaña -una especie de diarito con fotos de los postulantes con el matrimonio Duhalde y mensajes a los votantes que llevó a la reunión Fabián Bujía en nombre de Eduardo Duhalde-, llegó Kirchner, que sólo pasó a saludar.

Néstor Kirchner llegó al Hotel City de la Capital Federal junto a su asesor de imagen,
Artemio López, que lo había esperado en el hall del City. «Este salón parece lleno de cobardes y no de jefes del peronismo bonaerense», saludó sin vueltas el especialista imitando el modo que usaba Ramiro Agulla cuando arengaba al gabinete «de caras largas» de Fernando de la Rúa.

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