"Cobardes", les gritó un asesor
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«Ahí hay espacio suficiente para estacionar micros y no ocasionar problemas de circulación», agregó Balestrini.
Felipe Solá, que encabezó la cita, hizo previsibles arengas en favor de la unidad del PJ de Buenos Aires. Con ánimo conciliador y para soslayar malos entendidos, ofreció abstenerse de usar el micrófono en La Matanza. «Si les parece, yo no hablo y que sólo den discursos Alberto y los integrantes de la fórmula», convidó al corriente de que su extenso discurso en River Plate había irritado a Kirchner.
Pampuro, que participó de la cita casi en silencio, se sonrojó cuando Solá perdió la compostura y se molestó por la presencia de cronistas en el lobby del hotel. «¿Se puede saber quién les avisó a los periodistas?», sobreactuó el enojo, mientras los presentes observaban al secretario general de la Presidencia.
Después de que Baldomero Alvarez de Oliveira repartió unos folletos de campaña -una especie de diarito con fotos de los postulantes con el matrimonio Duhalde y mensajes a los votantes que llevó a la reunión Fabián Bujía en nombre de Eduardo Duhalde-, llegó Kirchner, que sólo pasó a saludar.
Néstor Kirchner llegó al Hotel City de la Capital Federal junto a su asesor de imagen, Artemio López, que lo había esperado en el hall del City. «Este salón parece lleno de cobardes y no de jefes del peronismo bonaerense», saludó sin vueltas el especialista imitando el modo que usaba Ramiro Agulla cuando arengaba al gabinete «de caras largas» de Fernando de la Rúa.



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