"Game of Thrones" de jueces preanuncia campaña feroz para el Consejo de la Magistratura

Junta Electoral de Magistrados rechazó la participación del camarista Lugones, que encabezaba la Lista Celeste. Fue tras los embates de Machín que lidera agrupación competidora. Bordó silenciosa pero protagonista. Siguiente instancia del escándalo: justicia electoral. La semana de la Corte

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Una guerra sin cuartel se desató entre los jueces por la decisiva elección en el Consejo de la Magistratura. Si el cierre de listas había tenido a la política partidaria como protagonista en el impulso de las listas para el estamento de abogados, el intento de reelección del camarista Alberto Lugones desató un “Juego de Tronos” entre los magistrados de las distintas agrupaciones que compiten dentro de la Asociación de Magistrados por los cuatro lugares disponibles para la elección de octubre. Anoche, pasadas las 20, la Junta Electoral de la Asociación, tras una reunión virtual de varias horas, decidió que la impugnación que había presentado Compromiso Judicial contra la participación de Lugones era válida y lo excluyó, lo que deja a los “Celestes” en el medio de una encrucijada: llevar la cuestión a la justicia electoral o “adecuar” su nómina de candidatos ya sin la participación del camarista de San Martín. Es incierto el resultado.

Tal como había adelantado Ámbito en la previa del cierre, Lugones aspiraba a un nuevo mandato en el Consejo pero no poseía una medida cautelar que lo protegiera en la interpretación de que con el formato de 20 miembros que suplantó al de 13 se reiniciaba el conteo. El camarista sostenía que las cautelares solicitadas por Carlos Matterson y Diego Molea le eran extensivas a su situación. Los primeros murmullos ocurrieron en la interna de los “celestes” pero luego se trasladaron a los rivales. El lunes siguiente al cierre, el camarista comercial Eduardo Machín exhortó públicamente a Lugones a declinar su candidatura. El tema siguió subiendo de voltaje sobre el fin de semana cuando “Compromiso” le dedicó posteos mucho más explícitos y con dardos que esquivaron la habitual diplomacia entre magistrados. El sábado, presentaron formalmente la impugnación ante la Junta Electoral de la Asociación de Magistrados. Unos días antes, la Celeste había intentado validar su lista en el seno de ese órgano que es la primera instancia que debía verificarse. La sorpresiva abstención de la “Bordó” –que postula a Diego Barroetaveña y a Agustina Díaz Cordero- impidió alcanzar el número suficiente.

Por lo bajo, desde las otras listas indicaron que Lugones podría arrastrar una impugnación que lo podría dejar afuera de la competencia. Y arriesgaron que no había obtenido una cautelar del fuero Contencioso Administrativo Federal porque de allí bajó un mensaje de que si la solicitara sería rechazada. Viejos resquemores. La “Celeste” contestó el domingo bajo protesta de su apoderado, el juez Walter Venditti que replicó la presentación de Machín y Compromiso, argumentó el plazo exiguo para la decisión y señaló que la impugnación había traspasado el límite temporal para su presentación que vencía el 21 de septiembre. En otras palabras que se buscaban “proscribir” a Lugones como candidato con esta movida. La Junta Electoral terció por avalar el cuestionamiento de Compromiso. Anoche, el teléfono de Machín no paró de sonar desde amplios sectores que observaron en las últimas 48 horas el resultado de una guerra feroz. La cuestión no está todavía definida porque la Celeste tiene observaciones por género y por jurisdicción de sus candidatos, lo que no deja muy claro si eventualmente obtuviera una banca cómo se integraría para tener la paridad que se requiere para el funcionamiento del Consejo. Parece un detalle menor pero no lo es para la idiosincrasia de los jueces. Los votos los cosechan los referentes en cada fuero. El “para quién militamos” es una pregunta que se hacen más allá de la afinidad con cada agrupación porque de un padrón limitado y con muchos “sueltos”, cada voto vale oro. En una segunda instancia, la lupa se posa sobre quiénes serán efectivamente los candidatos y cuál fue su comportamiento previo en otras elecciones. Es decir, a quienes prestaron su aval cuando un compañero encabezó.

La opción de la justicia electoral es un camino sinuoso. María Servini es la receptora de este tipo de planteos. La jueza de amplia experiencia en el manejo de elecciones de todo tipo suele enviar mensajes preventivos acerca de que no le traigan cuestiones que bien podrían haber sido resueltas en el seno de las Juntas electorales correspondientes. Vale para partidos políticos como para jueces. Con todo, y contando con que la magistrada se expida, el asunto podría tener su escala en la Cámara Nacional Electoral (CNE). Pero existe una particularidad: uno de los apoderados de la lista “Celeste” es el camarista Daniel Bejas, presdiente de ese tribunal con competencia electoral. Eso lo dejaría fuera de la decisión final. Su participación como referente de las candidaturas que pretendía querer ahuyentar cualquier intento de judicializar planteos, con los hechos consumados, termina dejando un fallo en manos de Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera.

La exclusión (por el momento) de Lugones no es una buena noticia para el bloque “oficialista”, cada vez más diluido en los bordes de cara al nuevo Consejo que tomará funciones en noviembre. Contaban con el camarista que ha sido histórico aliado que había acompañado varias de las iniciativas que habían emanado del Gobierno. También queda en falsa escuadra con Machín que había sido denunciado ante el Consejo por Ricardo Nissen, a cargo del IGJ junto a un puñado de jueces comerciales que supuestamente habían beneficiado a Mauricio Macri con decisiones en su fuero. La denuncia llegó un par de semanas antes del cierre de listas y hoy no podría ser más incómoda. La aventura de Machín que terminó por cosechar un triunfo que sorprendió sobre la hora y sin demasiado despliegue de recursos, subió su cotización dentro del mundo judicial. Es difícil que si se hace de un escaño no recuerde que Nissen – y por propiedad transitiva el Gobierno- buscaron ponerlo en la picota.

La “Bordó” silbó bajito en esta disputa pero no fue menos protagonista. No aparecieron ayudando a la desgracia de sus “primos” pero nadie es ingenuo respecto al control compartido de la Junta Electoral que poseen. Como todo es rencor en este tipo de diferendos, desde otras bandas ya achacan convocatorias a almuerzos proselitistas de parte de algunos de los contendientes.

Mientras que los abogados dirimen la cuestión de manera abiertamente partidaria (la lista que anima el PRO y la UCR con Miguel Piedecasas y Jimena de la Torre vs. el PJ-kirchnerista que encabeza Héctor Recalde), esta definición de los jueces parece ir en contramano de ese designio. Es decir, focalizarse en los problemas del estamento de magistrados y preservarse de disputas externas de la política que no les conciernan. Algo parecido pasa con la lista de abogados que impulsa Diego Molea con María Fernanda Vázquez y un mix de radicales y de referentes de la abogacía del interior que pretenden ubicarse como “antigrieta”. Una suerte de contracara de las otras dos.

Si todo este revuelo le puso pimienta al fin de semana y augura que el “Game of Thrones” se prolongará durante toda la campaña, la semana preanuncia que por expresa instrucción de su jefa Elisa Carrió, los “lilitos” acudirán a la Corte Suprema para que oficie de una suerte de árbitro electoral ante el merodeo que ha hecho el Gobierno en torno a la suspensión de las PASO. La quieren de garante del proceso electoral, aunque la jugada puede leerse como tratar de subirla a la pelea con la Casa Rosada en la semana posterior a que el Senado votara la ampliación de la Corte, un proyecto de corte netamente kirchnerista y cuyo pronóstico en Diputados es extremadamente reservado. Hubo gente mala que comentó en pasillos de tribunales: “Si el proyecto original era de 25 y bajó a 15 para que lo apruebe el Senado, en Diputados les sacan otros 10 y a lo mejor queda en 5”.

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