23 de marzo 2004 - 00:00

Crece descontento por "Museo de la Memoria"

Mañana, Néstor Kirchner anunciará la creación del Museo de la Memoria en el predio que hasta ahora ocupa la ESMA. Es inexplicable la voluntad del gobierno en llevar al país político a una zona enrarecida por su afán de recrear una pelea de minorías que le costó sangre al país. A horas del desalojo, crece el malestar del público y de los gobernadores que son cuestionados por las Madres de Plaza de Mayo por su concurrencia al acto.

Néstor Kirchner
Néstor Kirchner
Néstor Kirchner comunicó ayer a los gobernadores peronistas que ningún integrante de su gobierno asistirá a las ceremonias en las que se recordará el golpe del 24 de marzo de 1976, es decir, a la remoción de los retratos de Jorge Rafael Videla y Reinaldo Bignone en el Colegio Militar y a la fundación de un Museo de la Memoria en lo que fue la Escuela de Mecánica de la Armada. El Presidente les hizo saber también, a través de quien será el nuevo titular del PJ a partir del viernes próximo, que él estará en esos actos pero como invitado de las organizaciones de derechos humanos, que se convirtieron así en titulares de la convocatoria. Un paso más en la crisis que se desató en el peronismo por estas conmemoraciones y el propio mandatario deberá faltar a la cita.

En efecto, como suele pasarle con las organizaciones de izquierda a las que pretende seducir, Kirchner perdió el control político de los acontecimientos, sometido a una dinámica riesgosa: de ser una exaltación de los derechos humanos y una condena al pasado de represión militar, los actos programados para el 24 de marzo quedaron convertidos durante las últimas horas en pronunciamientos antiperonistas. El gobierno había calculado costos en su relación con los uniformados; lo que no evaluó fue que se deterioraría el vínculo con los dirigentes del peronismo.

• Condicionamiento

Hebe de Bonafini, una de las participantes de estas reuniones en su calidad de presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, dijo ayer que no concurriría al Colegio Militar ni a la ESMA si también iba Felipe Solá. Después agregó que no lo haría si va cualquier gobernador, ya que «en sus provincias se sigue torturando».

La posición de Bonafini completó la de otros organizadores de estos actos, que ya habían provocado un revuelo entre los mandatarios peronistas, según informó ayer este diario. Todos ellos aducían que fue Solá el único que, la semana pasada en Córdoba, propuso a sus colegas de manera informal concurrir a esas liturgias el 24. Ayer fue víctima de su propia iniciativa por los insultos de la titular de las «Madres».

Varios caudillos del PJ seguían anoche enardecidos con el gobierno y también con el jujeño Fellner, quien hizo publicar que él no concurriría y aconsejaría a los demás seguir sus pasos. «Si nadie nos invitó ni siquiera pensamos en ir, ¿por qué tenemos que quedar como desinvitados? Nosotros el 24 de marzo del '76 pusimos 80% o 90% de los detenidos, los desaparecidos y ¿hoy resulta que nos van a decir quién va y quién no? Me parece una aberración total», dijo el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti.

Otro mortificado fue José Manuel de la Sota, quien en la conferencia de prensa posterior a la reunión que se realizó en su provincia hizo una mención, al pasar, a los recordatorios de esta semana. De la Sota estuvo preso durante el gobierno militar, igual que Jorge Obeid, otro agraviado, que entró en una cárcel aquella noche de marzo.

• Presión

Kirchner completó con esta crisis con su propio partido un proceso que hace tiempo se le volvió inmanejable. El tenía pensado ocupar un edificio de la ESMA con un museo y reservar otro para convertirlo en sede del Ministerio de Defensa. Las organizaciones de derechos humanos le fueron quitando metro cuadrado por metro cuadrado con declaraciones periodísticas. Saben, sobre todo Bonafini, que no hay nada a lo que resulte más obediente el Presidente que a una presión desde la izquierda. «Pensábamos pedirle la casa a la Marina, pero ahora lo que estamos haciendo es echarlos de mala manera y Néstor sabe que es un error», reflexionó uno de los interlocutores de Kirchner en toda esta operación. Símbolo de esta actitud agresiva hacia la Armada -cuyo jefe hizo un discurso de arrepentimiento con la intención de evitar vejámenesserá que hoy a la medianoche el predio de Libertador al 8000 dejará de ser custodiado por efectivos de esa fuerza para quedar bajo la protección de la Policía Federal y la Gendarmería. ¿ Volverá a manos de los marinos o quedarán definitivamente fuera de esa unidad militar?

Kirchner, sometido al torbellino de las diatribas de sus allegados de izquierda, terminó por excluir al gabinete de las conmemoraciones. ¿Fue para no irritar a los gobernadores o para evitar que algunos de los suyos fuera también castigado por las ONG que militan por los derechos humanos? Hace pocos días se publicaron solicitadas recordando que Rafael Bielsa prestó servicios al Estado durante el gobierno de facto (recordatorio que el canciller atribuye a un colega del gabinete); Gustavo Béliz fue «speech writer» de Carlos Menem y no tuvo a bien renunciar cuando éste firmó los indultos, igual que Alberto Fernández, ex compañero de lista de Elena Cruz, que desde 1989 era superintendente de Seguros o Julio Bárbaro, que era secretario de Cultura de ese gobierno mientras se tomaba esa medida. La lista era recordada minuciosamente ayer por más de un mandatario peronista. Final ingrato el de esta iniciativa de organizaciones de derechos humanos a la que se plegó, lleno de candor, Kirchner: lo que sería una operación de revisionismo historiográfico quedó convertida en una mancha venenosa que amenazó con contaminar a su propio equipo.

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