Cristina se prendió en Merlo en el duelo del "maquillaje"

Primavera cristinista. La primera dama superó el calor de la provincia con su abanico personal.

La gambeta táctica que comenzó con la candidata jugando al truco con jubilados se reforzó ayer con Cristina de Kirchner haciendo una defensa sobre su look y, por primera vez, refutando las críticas que la oposición hace sobre su imagen, que tildan de frívola.

Como escolta de su esposo, Néstor Kirchner, y junto al presidente ecuatoriano, Rafael Correas -a quien llevaron de gira por el conurbano profundo-, la candidata animó ayer la «guerra del maquillaje» a responder los planteos sobre su vestimenta y su botox.

«Los mismos que lo critican a usted, Presidente, me critican a mí porque me arreglo demasiado, exactamente por lo contrario suyo. Porque, en realidad, no les molestan ni sus mocasines ni su saco cruzado, ni mi pintura ni mi pelo, lo que les molesta son los intereses que hemos tocado en la República Argentina», dijo la primera dama.

Y agregó que quiere tener contacto directo con la gente y no la relación «a través de actitudes solemnes», al tiempo que destacó que los gobernantes «somos hombres y mujeres comunes con responsabilidad distinta».

Giro terrenal

Es la primera mención de la candidata a un asunto sobre el que la oposición suele golpear. Y forma parte de un giro por volver más terrenal, cercana a la gente, la campaña de la candidata oficial.

En sintonía, Kirchner se alineó con ese discurso. «Nunca pude aprender del protocolo de ellos, pero sí del protocolo del pueblo», dijo Kirchner, y agregó: «Caminando entre la gente y no como los que tuvieron que salir por la puerta de atrás o en helicóptero».

Es el discurso recurrente del patagónico que junto a Daniel Scioli, Felipe Solá y el intendente local, Raúl Othacehé, pidió estar atentos a los complots.

«Estén presentes y atentos, porque muchas veces, a través de lobbies, a través de ese fuerte dinero que manejan, de los medios y demás, tratan de confundirnos, pero nosotros sabemos contra quiénes estamos dando la batalla, nosotros sabemos cuando damosla batalla contra los precioscontra quién la damos», sostuvo.

Tuvo, además, otra mención al pasado reciente.

«Me vienen a la memoria aquellos días en que la Patria explotaba», cuando «los dueños de la verdad y del neoliberalismo, a costa de las espaldas de los argentinos, nos querían decir qué patria teníamos que tener subordinada a otros intereses».

Dignidad

Pareció no notar que a su lado estaba Othacehé, que durante la caída de Fernando de la Rúa era ministro de Gobierno de Carlos Ruckauf, desde donde se organizaron los desmanes que apuraron la debacle del presidente radical.

«Luego -siguió sin reparar en ese detalle- empezamos a recuperar la dignidad los argentinos, empezamos a sentirnos argentinos y latinoamericanos, y terminamos de mirar con esa admiración equivocada hacia aquellos que nos explotaban permanentemente». Más tarde, en pose de jefe de campaña de su esposa, afirmó: «En la nueva tarea que me espera, de ser primera dama, le quiero agradecer a Rafael con todo mi corazón su presencia en la Argentina».

A su vez, la candidata se comprometió a poner «todo mi esfuerzo, mis convicciones, mi fuerza, mis ideales, mi coraje, todo lo que he construido en esta vida de militancia de tantos años para ponerla al servicio de los argentinos y de las argentinas».