El paro del transporte facilitó ayer el éxito parcial, especialmente en Capital Federal y Gran Buenos Aires, del cese de actividades dispuesto por las tres centrales sindicales. Tan importante resultó a la dirigencia sindical la adhesión del sistema de transporte para el éxito del paro que ya en la madrugada de ayer se produjeron varios atentados a colectivos, trenes y taxis. Mientras el ministro del Interior, Ramón Mestre, recorrió la Capital Federal y el Gran Buenos Aires en helicóptero, los jefes de las dos CGT, el «gordo» Rodolfo Daer (oficial) y el camionero Hugo Moyano (disidente) estimaron entre 80 y 95 por ciento el grado de acatamiento.
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Merced a la intimidación ejercida sobre cualquier medio de transporte, el paro aparecía ayer por la mañana con gran efectividad en la educación y gran parte de oficinas y reparticiones públicas de la Capital Federal. Al mismo tiempo, su alcance era muy inferior en la banca privada y en gran cantidad de comercios. Es decir que buena parte de quienes pudieron transportarse para ir a trabajar lo hicieron.
Las actividades en la Capital Federal se iniciaron con retraso porque la escasez de transportes durante la madrugada fue total, pero luego comenzaron a circular algunos taxis y remises, los trenes y subterráneos tuvieron un «ninguna» de las entidades privadas pudo abrir sus puertas debido al «alto índice de adhesión» al paro.
La Asociación Bancaria destacó que la adhesión «supera» 90 por ciento. «De esta manera, decenas de miles de bancarios repudian la política económica del gobierno y sus constantes ajustes siempre descargados contra los más débiles», afirmó el breve comunicado.
Supermercados, estaciones de servicio, bares y restoranes, pequeños y grandes comercios de rubros diversos y locales de entretenimiento abrieron en su mayoría -algunos más tarde de lo habitual-, aunque con demanda escasa de público, al menos hasta cerca del mediodía.
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