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Durante la campaña Macri intentó no salirse de libreto y mantenerse mudo a los embates del gobierno, pero no pudo evitar responder en un par de ocasiones a Néstor Kirchner, quien fue el protagonista en el inicio de campaña del ministro de Educación para el cuarto oscuro del domingo.
Filmus, desdibujado tras los discursos de Kirchner, se mortificó hasta que el Presidente bajó el tono y la arenga. Se empeñó ese candidato en una campaña de actos y callejera, con gran despliegue de papelería, afiches y mesas de difusión en las esquinas. Se mostró con aliados chicos de la vida política porteña y se acompañó de su padre, Salomón, en actos. «El hijo de Salomón» le dicen algunos como chanza en alusión a que su padre ha participado en nombre suyo en actividades, dando discursos y conversando con los vecinos, de campaña.
Filmus, con la idea de mostrar nuevos apoyos hacia el ballottage, hasta se fotografió con una ministra de Telerman. No consiguió sin embargo que Telerman le diera el voto públicamente, pero además el jefe de Gobierno, derrotado de la primera elección, avanza con la conformación de un partido propio.
Macri apostó a repetir el esquema de campaña de la primera vuelta, pero debió hacer un giro la última semana y entregarse a un proselitismo más tradicional, de caminata por los barrios donde PRO, a pesar de ganar, tuvo sus resultados más bajos, donde la clase media es mayoría.
El candidato se aferró a la búsqueda de 60% de votos que quiere para ubicarse como oposición fuerte. Por eso se preocupó cuando los encuestadores a los que consulta a diario le mostraban unos puntos menos en las intenciones de los vecinos.
Un Filmus perdedor quiere, como menos, trepar a 40%, «un porcentaje digno», aluden los oficialistas que conocen que Kirchner festejará si así resulta. Ayer, en el cierre de campaña (ver nota aparte) difundían los militantes que superaban esa cuota de votos. El oficialismo, sumando derrotas, tiene la idea de mostrar que 40% de votos le significa haber superado la marca entre los « capitalinos» que viene obteniendo hasta hoy.
Por su parte, Telerman, iniciará el lunes el tránsito hacia la entrega del mando, por seis meses, que de cumplirse el plazo, verá a un gabinete que despidiéndose, difícilmente le imprima el entusiasmo a la gestión de cuando estrenaron cargos.
P.G.
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