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En esa línea se mueven el jujeño Morales, los presidentes de bloques parlamentarios Ernesto Sanz y Fernando Chironi y el titular de la convención nacional, Adolfo Stubrin. En pocos minutos constituyeron una red telefónica con los diarios en la mano para convenir que la convención sesione en la primera semana de marzo para consagrar a Lavagna como postulante radical.
Amantes de los procedimientos, los radicales dirán que de todas las conversaciones que se le encomendaron a los jefes partidarios, la más exitosa fue la que desembocó en la asociación con el fundador de Ecolatina.
La convención sesionará en un lugar todavía no definido. Pero tendrá una agenda precisa. Definirá también la identidad del vice de Lavagna.
Desde luego, habrá un debate, se examinarán condiciones y estrategias, para ocultar que hace ya tiempo se conoce el nombre de quien secundará al ex ministro como candidato a vice: será el mendocino Sanz. Se trata de un exponente de la nueva generación de radicales que acredita una experiencia exitosa en su provincia, como intendente de San Rafael, y a quien no se le pueden cargar las desventuras de las administraciones de Alfonsín o de Fernando de la Rúa. En la actualidad, Sanz preside el bloque de senadores nacionales de la UCR, cargo que le ha permitido convertirse en el principal contradictor de Cristina Fernández de Kirchner en esa cámara. La reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia, la reforma del Consejo de la Magistratura y la sanción de los superpoderes fueron las ocasiones más propicias para que Sanz se exhibiera como buen polemista frente a una colega, la primera dama, con quien antes de estas contiendas supo tener buena relación.
Una vez que se determinó la fórmula presidencial, queda nada más que otra incógnita mayor para que los radicales ordenen su vida interna tan dañada.Es la ecuación que adoptaránpara competir en la provincia de Buenos Aires. Allí reina Margarita Stolbizer, enfrentada a la conducción tradicional de Alfonsín, Leopoldo Moreau y Federico Storani. La bandera de Stolbizer es atractiva: una negativa rotunda a asociarse al duhaldismo bonaerense. En homenaje a esa resistencia, los radicales aliados de Lavagna determinarán que pelearán por la gobernación con un candidato propio, sin componer una coalición en el principal distrito del país.
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