El caso Gerez, en el que el gobierno se esfuerza por detectar huellas de Luis Patti -a pesar de que el propio secuestrado descarta esa posibilidad-tuvo para el ex subcomisario un efecto colateral indeseado: traslució la crisis que diezma a su partido, el PAUFE.
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En 20 días, el pattismo sufrió dos bajas: sus únicos diputados bonaerenses, Marta Ferrara y Osvaldo Fernández, se distanciaron de Patti y dejaron el bloque para formar dos bancadas unipersonales que, se perfila, mantendrán cierta sintonía con el oficialismo.
Nada, de modo directo, vincula un hecho con otro. Las fugas son anteriores a la desaparición del albañil de Escobar ocurrida a fin de diciembre. Sin embargo, los dos episodios se ensamblan para perfilar el rumbo político que tendría Patti en este año electoral.
Hasta ahora, en medio de sus coqueteos con Jorge Sobisch y la tan versionada como improbable alianza del centroderecha, el ex policía sólo deslizó una tendencia: que se presentaría, al igual que en 1999 y 2003, como candidato a gobernador en Buenos Aires.
Pero golpeado por las fugas de sus diputados -Ferrara era, además, la vice del PAUFE-, en el entorno de Patti comienza a manejar una opción defensiva: que compita por la intendencia de Escobar, cargo que hoy ocupa Silvio González, una rara avis pattista-socialista.
El incidente Gerez podría introducir otro factor crítico. En el Congreso, con la firma de kirchneristas y peronistas, está en análisis una ley que prohíbe ser candidatos a los que hayan sido «procesados» por haber participado en «actos de represión ilegal» (ver aparte).
Resulta inquietante, asimismo, observar cómo el kirchnerismo pretende engordar sus chances electorales en Escobar a partir de ex socios de Patti. No es raro: lo mismo hizo, un poco más de un año atrás, cuando se rodeó de duhaldistas para derrotar a Duhalde.
Los hechos:
Marta Ferrara, dama de Vicente López, le había avisado a mitad de mes a Ismael Passaglia que dejaba el bloque PAUFE. Varias veces le mandó mensajeros a Patti con la amenaza de que dejaría el bloque y el partido.
Pero, se lamenta, el ex subcomisario nunca hizo ningún intento por retenerla. En diciembre, Ferrara se queda sin banca y, como otros, percibió que difícilmente lograría renovar mandato bajo el paraguas de Patti. Tampoco, se sospecha, lo logrará de otro modo.
Osvaldo Fernández tiene más espalda: es dirigente gremial de ASIMRA, sindicato satélite de la UOM, que por buena conducta y aportes de logística, consiguió un casillero en la lista de diputados del PAUFE. Es un Dante Camaño en escala: el gastronómico y cuñado de Luis Barrionuevo llegó al Congreso no sólo en la boleta del pattismo sino cuando bloquearon la jura del ex policía. Más contra Fernández que contra Ferrara, Patti dijo ayer que los diputados se «borocotearon» al dejar su bloque.
Fernández tributa ahora, vía Gerónimo «Momo» Venegas, al esquema del moyanismo y, en el armado de Escobar, se puso a disposición de «Paco» Fernández de Rosa, actor devenido en candidato que se disputa con un cómico de TV, «Larry de Clay», la postulación a intendente, una butaca ardiente que alguna vez tuvo que ocupar el jefe del PJ local, Jorge Landau. En la agrupación de Fernández de Rosa solía militar Gerez aunque su relación con la política se remonta a los 70 y a Luis Uviedo, ex Montoneros, que en 1982 fundó la agrupación Evita y que años más tarde terminó en prisión no por militancia sino por denuncias de floricultores bolivianos. Como Fernández, Uviedo tiene relación con Venegas, el jefe de UATRE y las «Seis-Dos».
El Fernández gremialista, no el actor, saltó sin timidez del pattismo al kirchnerismo aunque tuvo la delicadeza formal de crear un bloque propio llamado «8 de octubre» para dejar en claro su peronismo o, al menos, su memoria para las fechas peronistas (nació el ex presidente). Más territorial, Ferrara optó por nombrar «Propuesta Norte» a su unibloque que se sugiere menos crítica que en épocas de pattismo feroz, aunque se encargó de despegar a Patti del caso Gerez.
Más allá de esos saltos -émulos tardíos de Dante Camaño-Patti preserva, todavía, «su pago chico». El intendente le responde sin sombras y controla el Concejo Deliberante: se cuadran ante él 13 de los 20 ediles.
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