18 de noviembre 2021 - 00:00

El Gobierno consiguió en la calle el blindaje que buscaba del aparato partidario

Una multitud aportada por la CGT, la UTEP y La Cámpora fue el espaldarazo planificado para encarar la negociación con el FMI y con la oposición dialoguista.

Campora. Alberto Fernández desde el palco en la plaza.

Campora. Alberto Fernández desde el palco en la plaza.

Con un acto masivo, ordenado y, sobre todo, representativo de los accionistas que componen el Frente de Todos, Alberto Fernández consiguió ayer en la Plaza de Mayo el respaldo político uniforme que esperaba para relanzar su mandato para los dos años restantes, para la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y para gestionar el vínculo con la oposición parlamentaria. La capacidad de movilización de la CGT y de las organizaciones sociales cercanas al Gobierno le dio a la convocatoria la adhesión necesaria y cobijó a La Cámpora como un engranaje más del armado oficialista, una de las novedades de la jornada.

Para cuando arrancó la alocución del jefe de Estado, minutos antes de las 17, la mayor parte de los objetivos del acto se habían cumplido. Fue para Alberto la primera oportunidad de probarse el traje de líder partidario al aire libre con participación plena y armonía entre gremialistas, dirigentes sociales y la organización más afín a Cristina de Kirchner. La chance se le había negado hasta ahora por la pandemia y también por la falta de voluntad de los sectores por montar un acto unitario como el de ayer.

El paraguas para el mandatario fue la conmemoración del Día de la Militancia, uno de los hitos del calendario peronista. De ahí que la simbología, la marcha y el folclore partidario estuviesen más presentes que nunca desde que el Frente de Todos se alzó con el poder. El viraje hacia esa liturgia había comenzado a cocinarse la misma noche de la derrota del oficialismo en las PASO, tomó forma con los cambios de Gabinete que implicaron el arribo de Juan Manzur al equipo del Presidente y el empoderamiento de los intendentes bonaerenses, y terminó de confirmarse ayer.

El acto también fue la culminación de una secuencia que puso a prueba la gimnasia movilizadora del peronismo con dos convocatorias de multitudes (el 18 de octubre por el Día de la Lealtad posdatado y ayer) y los cierres de campañas del Frente de Todos. Anoche los protagonistas consideraban virtualmente clausurado 2021 en esta materia aunque, en vista del nuevo dogma de la “movilización permanente” en el oficialismo nadie descartaba la posibilidad de volver a las calles de urgencia en caso de ser necesario.

Fue también la primera llamada a las calles propiciada por Alberto Fernández. Tomó forma cuando el jefe de Estado convocó antes de las elecciones a la CGT y a la Unión de Trabajadores de la Economía Popular a su despacho. Sin más datos de la suerte electoral que le depararían las urnas ese domingo, el Presidente ya tenía resuelto impulsar un acto que le diera empuje para la segunda mitad de su mandato. Debieron pasar las elecciones y recién el lunes los organizadores convencieron a La Cámpora de unírseles.

El orden de involucramiento en el acto se tradujo en las posiciones frente al palco: los sindicatos, con el protagonismo del nuevo triunvirato de la CGT integrado por Héctor Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña, desembocaron desde Diagonal Sur hasta los puestos de privilegio; le siguieron los movimientos sociales, que venían por Avenida de Mayo, y por último La Cámpora, algo rezagada proveniente de Diagonal Norte.

Las palabras de Alberto y las reinterpretaciones de dirigentes como el propio Daer, el ministro Aníbal Fernández y el legislador porteño Claudio Ferreño incorporaron a la jornada el eje de una posible reelección en 2023. Ese eje por la noche ya causaba rezongos en la dirigencia más cercana a Cristina de Kirchner, que consideró inoportunas esas sugerencias al cabo de un proceso electoral que en definitiva había dejado al Frente de Todos derrotado frente a Juntos por el Cambio a nivel nacional.

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